Es llamativo como desde hace años cunde entre la ciudadanía la certeza de que el sistema de pensiones español es inviable, mientras desde el Gobierno apenas se hace nada. Algunos lo achacan a que nuestros políticos carecen de visión de Estado y se limitan a asegurarse el trono durante cuatro años. La realidad, creo yo, es que la tan reclamada reforma de las pensiones ya está hecha. No de forma oficial, pero sí efectiva. El único escollo es la abultada generación boomer, a la que le quedan veinte años de esperanza de vida, que el sistema sobrellevará a base de préstamos -como se hace con todo-.
Luego los trabajadores habrán cotizado de forma tan exigua -por la mierda de salarios que perciben y la poca estabilidad del empleo- que apenas tendrán derecho a una pensión en condiciones. Será entonces cuando el sistema volverá a ser sostenible, aunque sea sacando el dinero de los impuestos. De todas formas, los boomers conforman una generación que ha fumado mucho, que ha sufrido enormes dosis de estrés y que no ha vivido, en general, de forma tan saludable como lo hicieron sus padres, así que quizá un porcentaje no desdeñable no logre alcanzar la longevidad de los pensionistas de hoy y lo que incrementen sea el gasto sanitario.
En fin, que los muchos que reclaman recortar gastos públicos, ayuditas y que la banca devuelva el dinero del rescate como fórmulas mágicas para solucionar la sostenibilidad de las pensiones, son poco o nada conscientes de que nuestros abuelos se pulen 12.000 millones de euros al mes, el doble si toca paga extra. Así que multipliquen. Y pongan el grito en el cielo ante el 5 % del PIB que la OTAN nos exige ahora para cacharritos militares. Eso sí que es insostenible.