A nadie se le escapa que el problema de la vivienda es uno de los grandes retos que tenemos como sociedad ahora mismo, que es la principal causa de empobrecimiento de la clase trabajadora, que tenemos auténticos dramas de infravivienda y exclusión social con fenómenos modernos de chabolismo vertical y caravanas.
Nuestras Islas están en el límite de lo soportable y tiene que ver, fundamentalmente, con un modelo productivo que genera profundas desigualdades, empeora nuestras condiciones de vida y deja una huella ecológica inasumible. Baleares como destino turístico con 19 millones de turistas en el 2024 tienen un efecto directo sobre el precio de la vivienda, algunos datos del 2024 para que nos hagamos una idea: 2 millones de turistas se alojaron en viviendas y un millón de extranjeros tienen al menos una propiedad en Baleares; el 25 % de la vivienda durante el 2024 la compraron empresas y el 40 % de ellas sin financiación. Es evidente el interés de la vivienda en Baleares para fines especulativos ya que deja márgenes de beneficios como ninguna otra forma de inversión.
Ni las políticas laborales más importantes –como la subida del 54 % del Salario Mínimo Interprofesional o el efecto de la negociación colectiva con subidas salariales importantes en los últimos años como los de hostelería, mercancías, recogidas de basuras o de residencias– son suficientes para contrarrestar el aumento del precio de la vivienda, con el riesgo de una percepción de la clase trabajadora que ni la política, ni la acción sindical son del todo útiles para mejorar sus condiciones de vida, además es una oportunidad y caldo de cultivo para mensajes de odio de la extrema derecha, especialmente entre los jóvenes que ven con frustración un futuro que les roba su proyecto vital.
Es el momento que desde las administraciones públicas se impulsen y materialicen medidas efectivas para hacer cumplir el artículo 47 de la Constitución Española: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.»
Las medidas pactadas con Vox como promover construcciones en suelo rústico, perder espacios verdes en las ciudades o destinar el 50 % de las nuevas construcciones a VPL (viviendas precio limitado) sin limitar los beneficios de promotores y constructores además de mantener de forma permanente el control público de dichas viviendas, ya se han demostrado insuficientes y no son las medidas que necesita esta comunidad, no hay solo un problema de oferta de vivienda, hay un problema de uso antisocial de la propiedad privada.
No se trata solo de construir más si no de intervenir en el precio y esto requiere tiempo, pero las políticas públicas deben ir dirigidas a la creación de un parque de vivienda pública asequible y en régimen de alquiler, limitando los beneficios de promotores y constructores que permitan abaratar costes y ofrecer viviendas mucho más baratas que el precio de mercado.
En el corto plazo es preciso hacer cumplir la ley por el derecho a la vivienda limitando el precio máximo en las zonas tensionadas vinculándolo a los ingresos de los hogares (30 %) (algo a lo que se niega el Gobierno balear); movilizar y rehabilitar el stock de viviendas vacías en las zonas tensionadas para su puesta en alquiler a precios asequibles, proporcionando garantías jurídicas y de pago a los propietarios desde las administraciones, y medidas impositivas (más carga impositiva a los grandes tenedores) al uso de la vivienda como negocio para aquellos propietarios que mantienen viviendas fuera del mercado con fines especulativos y seguir limitando la proliferación de las viviendas de uso turístico, temporal o habitacional.
Para quien opte por la compra de vivienda, es necesario modificar la legislación hipotecaria para facilitar el acceso al crédito, limitando las cuotas al 30 % de los ingresos del hogar, y estableciendo un tipo máximo ‘de usura’ para préstamos hipotecarios a tipo fijo, como el vigente en Francia, referenciado a los tipos de la deuda pública a largo plazo.
Recordar que las principales competencias en materia de vivienda están en las comunidades autónomas y ayuntamientos pues son estos los principales responsables de las condiciones de acceso a la vivienda, si bien la administración del estado debe seguir avanzando en medidas que permitan un marco de intervención en el mercado, proponemos la promoción estatal de un Fondo de Inversión en Vivienda Asequible (FIVA) que financie la generación de 50.000 viviendas asequibles anuales en régimen de alquiler con rentabilidades topadas para disminuir el precio del alquiler en, al menos, un 30 %.
Son muchos retos para el sindicato que en el congreso que hemos celebrado recientemente hemos tratado intensamente y que requiere también de la participación y complicidad con el resto de las organizaciones sociales para decidir qué modelo de país necesitamos. En CCOO sabemos que en Baleares tenemos un modelo económico que genera muchas formas de precariedad, que hay mucha gente que no ha oído hablar de su convenio o carece de él, porque es en el convenio donde la participación y la organización toma sentido y nos permite crecernos como instrumento para la clase trabajadora, donde demostramos la fuerza de la unidad, sabemos que debemos llevar el sindicalismo de clase a todos los lugares donde no está presente, que es necesario integrar nuevas realidades que son más vulnerables a la explotación laboral como son los inmigrantes que necesitamos y que van a llegar los próximos años.
Pero también hay que hablar en los centros de trabajo de las políticas que nos afectan, del salario indirecto, de servicios públicos, de sanidad, de educación, de protección social, de vivienda, de condiciones de vida. O muy posiblemente buena parte de la clase trabajadora acabara por pensar que el sindicalismo de clase no responde a todas sus necesidades e intereses. En ello estamos.
Si a papá Cámara le fue mejor que bien en la industria comegambas, Cámara junior habrá tenido muchos incentivos para repetir la jugada.