Entre el acuerdo presupuestario con Vox y la blandenguería mostrada por el PP con el presidente del Parlament camino del banquillo de los acusados, la línea divisoria entre el PP y la extrema derecha se difumina hasta ser imperceptible. A mitad de mandato de Marga Prohens, las encuestas sonríen al PP en todas las instituciones; sin embargo, la alianza con Vox con el fin de aprobar las cuentas públicas para este año despierta a la izquierda de su letargo, reaviva el movimiento docente que puso los fundamentos para derribar a José Ramón Bauzá de la presidencia del Govern, y pone en duda el compromiso de los responsables de los poderes públicos con la defensa del idioma propio de Balears contraído al tomar posesión de sus cargos con la mano abierta sobre el Estatut d’Autonomia.
Los presupuestos de este año serán aprobados después de la rendición de los populares a las exigencias de la ultraderecha: endurecimiento de las políticas relacionadas con los inmigrantes; derogación de la ley de memoria y, sobre todo, el retroceso del catalán en el sistema educativo y la función pública. Aunque el Govern defienda que las medidas acordadas con Vox ya están en vigor o sus efectos serán inapreciables, es indigerible que el PP haya regalado a Vox el resultado de las negociaciones, la victoria de sus demandas. Es cierto que por su debilidad parlamentaria los populares no tienen otra opción que la entente con los ultras, toda vez que con la izquierda, echada al monte, resulta impensable cualquier acercamiento por importante que pudiera ser el interés general. Pero también es evidente que tocar cuestiones como la de la lengua enciende una mecha que puede originar explosiones fuera de control. La resistencia a la política lingüística y cultural de Bauzá, que terminó con la mayor derrota electoral de la historia del PP, fue del todo transversal, no se limitó a los de siempre.
Estos días ya hay noticia de las primeras concentraciones de profesores que han recuperado del armario la camiseta verde y pretenden convertir los centros escolares en «muro de contención ante el acuerdo de la vergüenza». La Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos rechaza con dureza que la educación haya sido «moneda de cambio» entre PP y Vox y auguran el retorno a los «tiempos oscuros» de Bauzá, porque, argumentan, las exigencias de Vox no están sustentadas en ningún argumento pedagógico», solo «en el odio hacia todo lo que lleva la palabra catalán». Aunque sin duda la declaración más demoledora para Prohens ha sido la de Abascal que ha puesto como ejemplo de lo que debe hacer el PP en toda España el pacto suscrito en Balears. Con arrogancia, Manuela Cañadas, delegada de Abascal en el Parlament, remata: «Si Prohens cumple, el año y medio que queda será tranquilo». Y anticipa el posicionamiento del PP con respecto al próximo juicio por un presunto delito de odio contra Gabriel Le Senne, presidente del Parlament: «No entenderíamos que el PP votara contra Le Senne». Para la izquierda, el entendimiento PP-Vox es la evidencia del advenimiento de la extrema derecha; para la extrema derecha, otro instrumento de presión de Abascal sobre Feijóo; en Balears, la capitulación del PP ante los ultras. La estabilidad parlamentaria sale muy cara.
2 comentarios
.«La estabilidad parlamentaria sale muy cara»... ¿Y este Parlamento ha sido impuesto por la fuerza o por las urnas? ¿Por qué no les damos la misma oportunidad que gozan otros Parlamentos a nivel estatal y ya nos pronunciaremos en las próximas elecciones? Que el Presidente del Parlament va a ser juzgado por un supuesto delito de odio, ¡adelante!, él no se esconde.
Lo más visto
«A mí me ha robado 7.000 euros pero hay otros afectados que han perdido 40.000»
Confirmado por la Seguridad Social: acceso completo a la jubilación para todos los nacidos entre 1960 y 1970
La 'piscina' de Nuredduna que indigna a los residentes: «La gente no respeta nada»
Oferta millonaria para adquirir la plaza de toros de Palma
Es president des Parlament, que serà jutjat per delicte d'odi, no se n'amaga però tampoc no dimiteix.