La realidad es rara. A veces, cuando mi incomprensión alcanza límites preocupantes, me meto en una sala de cine. La ficción me tranquiliza. Es tan normal. Me da lo que espero de ella. Un cambio de lugar. Su amiga la realidad, me tiene frita. Últimamente anda muy sobrada. Desde que se pasa el día pegada a todo cuanto dispositivo pille en el mercado, está como una DANA.
He tenido que abrir los ojos unos milímetros más para decirme que sí, que esa fotografía publicada en un periódico era real y no una inocentada. Hoy todo es tan confuso. En el poblado de Son Banya han colocado una alfombra roja para acceder a una de esas casetas o chamizos que hay en el lugar. Dos árboles de Navidad, con sus luces y sus todo, dos figuras de reno a tamaño natural a la entrada al portal, y en modo querubín, dos Papá Noel hinchable. Una guirnalda de luces apagadas. A la entrada, dos policías. En el interior, encontraron varias garrafas de agua, un plato con cocaína, dinero en efectivo y una trampilla para pirárselas. Esta versión quinqui del portal de Belén o de la Adoración de los Reyes me tiene sujeta a la silla. No doy crédito. La realidad me la ha vuelto a jugar. Una estampa navideña en un punto de venta de droga. ¿Les suena? Todo nos lleva a América.
Creí que ya habíamos tenido dosis de colocón con los resultados electorales en Estados Unidos que han vuelto a subir al trono a un acusado de varios delitos, entre ellos falsificación documental para amagar el pago de sobornos a una actriz porno con fines electorales. No ha sido suficiente. Por la alfombra roja del país que domina el mundo aparecen los actores principales de esta nueva entrega: Matt Gaetz, el ultraderechista acusado de tráfico sexual de una menor, que será el fiscal general, o Marco Rubio, el garrote vil en asuntos con China e Irán y mano dura en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Repesca a Tom Homand, ya conocido en las fronteras por los miles de personas que huyen de sus lugares de origen buscando un paraíso que no existe porque la realidad es rara y milagrera. Convierte el cielo en infierno en un parpadeo.
En la escenificación de este desfiladero de estrellas que iremos viendo pasar, se ha colado un marciano: Elon Musk, el más peligroso. Nos tiene pillados a todos con sus superventas, que pagaremos con sus criptomonedas, las DOGE, con un solo clic en una tablet. Al traste el cara a cara. El dueño de X, denunciada por Reporteros sin Fronteras por difundir información falsa, se va a encargar del Departamento de Eficiencia Gubernamental. Un eufemismo más en esta realidad zombi a la que todos nos sometemos y entregamos, y que ya está causando estragos entre los más adictos a vivir en un estado de inconsciencia letal.
Me ha hecho la puñeta la realidad. Por rara y antipática. Por tramposa. Por mentirosa. Es muy peligrosa. Por eso, hoy voy a volver al cine. La realidad es narcótica.