En un informe del Ministerio de Transición Ecológica, Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España (https://adaptecca.es/sites/default/files/documentos/impactosyriesgosccespanawebfinal_tcm30-518210_0.pdf) se detallan impactos cruciales sobre vectores concretos, que afectan las actividades económicas y sus corolarios sociales: recursos hídricos, desertificación y suelos, ecosistemas terrestres, agricultura y ganadería, medios marino y urbano, costas, salud humana, energía, transportes e infraestructuras y turismo. Una agenda muy completa. En el caso del turismo de masas, la cuestión se ha puesto con mucha crudeza sobre la mesa, en un sentido claro: el incremento de las temperaturas, de mantenerse, va a afectar muy directamente a aquellas economías dependientes del turismo, por la posible traslación de visitantes hacia otros destinos menos calurosos. Esto es particularmente relevante en el caso de los países del sur de Europa, y en aquellas regiones con elevada especialización en las actividades turísticas.
En efecto, el incremento de las temperaturas tiene costes económicos. Este aspecto agudiza la situación de incertidumbre económica. Científicos sociales y experimentales están trabajando, desde hace años, sobre el tema. En un reciente estudio del Joint Research Centre de la Comisión Europea (https://publications.jrc.ec.europa.eu/repository/handle/JRC120759), las conclusiones a las que se llegan son ilustrativas. El calor extremo afecta la capacidad de trabajo de las personas, y ello supone una menor productividad y, por tanto, menor producción económica. En esta investigación, se analizan los daños económicos presentes y futuros debido a la reducción de la productividad laboral causada por el calor extremo en Europa. Para el estudio de los impactos actuales, el objetivo se centra en las olas de calor que ocurrieron en cuatro años recientes, anormalmente calurosos (2003, 2010, 2015 y 2018). El análisis se contrasta, además, con datos del período 1981-2010. En los años seleccionados, los daños estimados atribuidos a las olas de calor ascendieron a entre el 0,3 % y el 0,5 % del PIB europeo. Sin embargo, las pérdidas identificadas fueron en gran medida heterogéneas en todo el espacio y mostraron impactos consistentes en el PIB superiores al 1 % en las regiones más vulnerables.
Las proyecciones futuras indican que, para 2060, esos impactos podrían aumentar en Europa casi cinco veces en comparación con el período 1981-2010, si no se toman más medidas de mitigación o adaptación. Ello sugiere la presencia de efectos más pronunciados en las regiones donde ya se han producido estos daños. De hecho, la aseguradora Allianz Trade evaluó para 2023 una pérdida de 0,6 puntos al PIB mundial, como consecuencia de la ola de calor. Los bancos centrales están, a su vez, estudiando seriamente las evidentes externalidades del cambio climático, con proliferación de estudios al respecto y posicionamientos macroprudenciales sobre el tema (véase, en relación al Banco de España: https://www.bde.es/wbe/es/areas-actuacion/sostenibilidad/informacion-institucional/banco-espana-y-cambio-climatico/).