El escritor argentino Ernesto Sábato (1911-2011) dijo: «El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse».
No nos resignemos. Trabajemos diariamente para construir un mundo mejor: más justo y humano
Resignarse ante las injusticias es aceptarlas en parte. Resignarse es una postura poco humana y cristiana. Lo que importa es luchar para que nuestra sociedad cambie y se convierta en un lugar acogedor para todos y donde los derechos humanos sean respetados.
La resignación, sinónimo de cobardía y claudicación, es tremendamente negativa. El resignado no consigue nada, en cambio, el «que canta en la miseria», como dice Sábato, y combate para salir de ella, contribuye a la humanización del mundo de forma eficaz.