La semana pasada, nuestra expresidenta balear Francina Armengol, hoy presidenta del Congreso de los Diputados, compareció en rueda de prensa para dar explicaciones sobre la compra de mascarillas por parte del Govern durante la pandemia. Dejamos para otra ocasión el contenido de sus palabras para fijarnos en la forma utilizada por nuestra avezada conmatriota. No tiene desperdicio.
La máxima autoridad de las Cortes -diputada a la sazón- tuvo una intervención parca en contenido pero rica en errores gramaticales y de los otros. Estoy seguro de que alguien que la escuchara por primera vez dudaría sobre su lengua materna. La proclamación en un castellano lleno de frases incorrectas, expresiones gramaticales incoherentes, fórmulas inapropiadas y términos descompuestos hizo que muchos de los oyentes centrásemos la atención en la forma y no en el contenido de la intervención.
Cuando alguien, en castellano y con un texto impreso, utiliza expresiones como: «competían contre todos», «el temia a tratar», «en este caso como en cualquier otra», «quien tienga que dar las explicaciones»; frases mal construidas como: «este concreto caso», «el contexto en lo que estoy explicando», «yo les pondré un ejemplo», «lo mandábamos todo analizar»; formas verbales incoherentes como: «el día que tomé la investidura»; irregularidades como: «me merezco decir eso»; repeticiones como: «intento, he intentado e intentaré», «lo creía, lo creo y lo creeré», y enfatiza con adverbios irrelevantes como «esta es absolutamente la realidad», me lleva a pensar que la tercera autoridad del país no tiene el nivel de castellano que debería tener quien ostenta el cargo que ocupa. Si para otras cosas menos representativas se requieren ciertos niveles de idiomas, para un puesto para el que ha sido elegida debería recibir algunas clases particulares.