La cosa va de ganar tiempo. El tiempo parece ser un bien escaso y hay que hacer todo lo posible para no malgastarlo. En eso consiste la vida moderna. Si puedes hacer algo en cinco minutos, no lo hagas en seis. Porque si lo haces, habrás perdido un minuto. Últimamente se nos repite constantemente casi la obligatoriedad de no perder tiempo en nada. Y no me refiero solamente al tiempo malgastado en cualquier competición, que consiste, precisamente, en hacer lo que sea en el menor tiempo posible. Ya que así nos sobrará tiempo. ¿Pero para qué? Ah, lo ignoro. Sin embargo, una de las virtudes más importantes del ser humano parece ser su capacidad de contar con tiempo de sobra que, efectivamente, ha sido robado -o ganado- al apresurarnos a hacer algo -lo que sea- en el menor tiempo posible. Perder el tiempo está muy mal visto. Por no hablar de aquello de tumbarse a la bartola después de haber estirado las piernas y apoyado la cabeza en un cojín para, acto seguido, cerrar los ojos y suspirar profundamente. Muy mal. Fatal. A ver si se nos va a multar. ¿Cómo vamos a estar tirados en el sofá sin hacer nada, con la cantidad de cosas que se podrían estar haciendo en ese preciso instante? La verdad es que algunos todavía no nos acostumbramos a esa urgencia de ganar tiempo -de donde sea- para hacer otra cosa. Yo, en serio, no sé cómo se hace. El otro día, mientras me duchaba, entre canción y canción se me coló en el móvil un anuncio que se refería a la cantidad de tiempo que se podrá ganar gracias al chatGPT. No esperes más y apúntate a nuestro curso gratuito para aprender a utilizarlo, decía aquel tipo. Gracias a este invento, todo se podrá llevar a cabo a una velocidad increíble. Fantástico, pensé yo. ¿Y para qué quiero darme tanta prisa? Hay que ver cuánto tiempo nos va a sobrar cuando aprendamos a utilizar la inteligencia artificial. Será la gloria para muchos, supongo. Aunque una gloria ridícula, me parece.
Tiempo de sobra
Neus Canyelles | Palma |