En 1975, personalidades tan poco sospechosas de ser unos rojos separatistas como Dámaso Alonso, presidente entonces de la RAE; Camilo José Cela, José María Pemán, Pedro Laín Entralgo (y 15 próceres españoles más) firmaron un documento que decía textualmente: «Que el «valenciano» es una variante dialectal del catalán. Es decir, del idioma hablado en las Islas Baleares, en la Cataluña francesa y española, en una franja de Aragón, en la mayor parte del País Valenciano, en el Principado de Andorra y en la ciudad sarda del Alguer».
Harían bien todas las autoridades competentes valencianas e isleñas no decir sandeces sobre la lengua y aplicar el artículo 3.3. de la Constitución: «La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección». Armengol lo tiene claro y me consta que en el PP insular también. A trabajar.