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Efecto labio mordido

| Palma |

Aveces me pregunto si no será una lástima que, después de tanta lucha y tanto esfuerzo por hacer cosas importantes, las mujeres dediquen una gran parte de su tiempo a conseguir cosas como un vientre plano o unos labios con «efecto labio mordido». La verdad, no me cabe en la cabeza. Resulta que yo estaba leyendo en Internet la vida de la escritora Mary Wollstonecraft, autora de Vindicación de los derechos de la mujer (1792) y madre de la célebre Mary Shelley. Esta mujer –la primera feminista reconocida– preconizaba un orden social basado en la razón y yo, en serio, fui incapaz de imaginármela inflándose los morros. Ni siquiera pintándoselos. Su azarosa vida, aunque muy breve, y sus amores tumultuosos y poco convencionales bastarían para hacerla protagonista de varios culebrones.

Como de costumbre, lo que estaba leyendo venía rodeado de múltiples ventanas con anuncios, como una superposición de vistosas pantallas. ¡Qué difícil es concentrarse en lo que uno está buscando, con tantos frentes abiertos que te distraen! En general suelo abstraerme y fijarme sólo en lo que me interesa. Pero, a veces, la propaganda efectista nos obliga a desviar la mirada. «Consigue el efecto labio mordido», decía aquel anuncio que me dejó desencajada. ¿Qué será esto del labio mordido?, me pregunté. Abrí la ventanita –hice clic sobre ella, mejor dicho– y me salieron un montón de fotos de bocas carnosas y brillantes. Y, a la vez, algo agrietadas. Resulta que las famosas utilizan trucos para que sus labios vuelvan a adquirir el protagonismo que se merecen después de haber estado ocultos bajo la mascarilla. ¡Ah!, me dije, ¡cuánto daño ha hecho la maldita mascarilla! Ahora, con el efecto blurred lips (en inglés parece algo más interesante), se pueden lucir unos labios sexys, hinchados y difuminados como los que se quedan después de disfrutar de un buen beso. Es decir, que hasta se puede simular que has sido besada con ardor. ¡Joder, y yo sin saberlo! Vamos, que lo del vientre plano se queda en nada, comparado con esto. Qué pensaría la malograda Mary de esta moda es algo que no dejo de preguntarme. No lo puedo evitar. Nada bueno, supongo. En fin.

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