La magistrada encargada de resolver el juicio contra Pau Rigo, el anciano de Porreres que en el mes de febrero de 2018 mató a un ladrón que había entrado a robar en su finca de Porreres, ha decidido finalmente absolverlo de un delito de homicidio, después de la pifia en el recuento de votos con el jurado popular y de la formulación incorrecta de las preguntas. Se trata, sin duda, de un caso inédito en la Justicia mallorquina. Ahora ha dado un nuevo giro, pero no tiene que ser necesariamente el último. De hecho, cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de las Illes Balears (TSJIB) y el Supremo. Los que sí son condenados son los tres ladrones que asaltaron la casa de Porreres junto con el fallecido, Mauricio Escobar. Para este grupo, las penas oscilan entre los cuatro y los tres años de cárcel, por lo que deberán ingresar en prisión.
Sin opciones.
En realidad, la noticia confirmada este viernes de la absolución de Pau Rigo era la esperada, ya que no había votos suficientes para una opción condenatoria. La Justicia es humana, por lo cual es hasta cierto punto comprensible que se puedan cometer errores, pero en un caso tan mediático como el de Pau Rigo –que movilizó a una legión de partidarios de su absolución y que generó tanta controversia– este tipo de equivocaciones tienen un alto coste para la imagen de la Justicia, que en Baleares no atraviesa por su mejor momento tras la condena a nueve años de cárcel para el exjuez Manuel Penalva y el exfiscal Miguel Ángel Subirán.
Robo de 15.000 euros.
La sentencia, en sus hechos probados, señala que los cuatro delincuentes se pusieron de acuerdo para robar a Rigo y a su mujer porque sabían que podía tener dinero por su actividad económica con máquinas tragaperras. Tras sustraer 15.000 euros, el grupo siguió presionando al anciano mallorquín, que cogió una escopeta cargada y mató de un tiro a uno de ellos. Ahora, con todo, no quedan descartado posibles nuevos giros en el caso más polémico.