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La falta de viento desluce la 'volada d'estels'

Alrededor de 300 cometas se dieron cita en el Parc de la Mar

Durante la mañana muchos esperaron a que entrara el Embat para hacer volar la cometa. | ALEX SEPULVEDA

| Palma |

Decepción entre la gran mayoría de quienes este domingo por la mañana, con ilusión y cometa en mano se dirigieron al Parc de la Mar con motivo de la volada d’estels que había organizado el Ajuntament de Palma, dentro del programa de las fiestas de Sant Sebastià 2025. Una actividad que se organiza por tercer año consecutivo y que el sábado tuvo récord de participación en los talleres de construcción de cometas que se realizaron en tres casals de barri.

Pero no hay cometa que vuele, por mucho diseño aerodinámico que tenga, si no hay viento. Y eso es lo que pasó. Ni el embat hizo acto de aparición. El magnífico tiempo primaveral animó a muchos a disfrutar de la jornada en el Parc de la Mar, realizando actividades físicas y practicando su afición favorita, pero los tres carriles preparados para correr y hacer subir las cometas no fueron de lo más práctico. Eso sí, más de un padre y una madre, en su afán de darlo todo por los hijos, corrió como si no hubiera un mañana para que su hijo, hilo en mano, hiciese volar la cometa.

Anécdotas en el aire
Todo el equipo de monitores y personal de Participació Ciutadana del Ajuntament de Palma estuvo atento a los imprevistos. Entre ellos algunos pequeños accidentes en las cometas, que se repararon rápidamente. El lío estaba en el rollo de hilo, que tras varios intentos no había quien lo desenredara. Algunos padres engañaban, con toda su buena intención, a los pequeños quien corrían por el carril y pese a levantar la cometa solo un palmo del suelo, aplaudían su dedicación y animaba con un «muy bien».

Otros fueron más sinceros, como Marta López, quien confesó que «a mi hijo se le da mejor hacer despegar un avión, con su simulador, que hacer volar la cometa». Por otro lado, Juan Carlos Ruiz y sus dos hijos abandonaron tras varios intentos. «Ya no estoy para estos trotes», aseguraba pidiendo agua para coger fuerzas.

Algunos observaban las cometas compradas, comparándolas con la que el día anterior hizo en el casal de barri de s’Escorxador. «Las compradas, además de más bonitas, vuelan algo, pero tampoco son para tirar cohetes. La culpa la tiene el viento, vaya la falta de viento». Así pues, una mañana en la que se intentó hacer volar las cometas, pero sólo voló la ilusión.

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