La Leticia Sabater más íntima se abre en una entrevista en la que quien habla es la persona y no el personaje. Alejada a años luz de la imagen histriónica y estrafalaria que se ha esforzado en pulir con mimo durante décadas, la persona que me atiende al otro lado del teléfono desde un AVE en dirección a Zaragoza repasa con calma sus más de tres décadas de carrera, como afectó su trabajo a su vida amorosa y muchas anécdotas más. La intérprete de La Salchipapa, Tití cómeme el Toto o La puta ama vive una segunda edad dorada gracias al éxito de sus conciertos donde exprime a todo ritmo la nostalgia más bizarra. El próximo sábado actúa junto a Natalia, concursante de la primera edición de Operación Triunfo, en la fiesta retro friki Isla Hortera, en Es Molí des Comte.
¿Qué se puede esperar de la Hortera Party en la que actúa este sábado?
Será un fiestón espectacular en el que aparte de cantar mis temazos y canciones de los años 80 y 90 haré versiones de temas actuales para que todo el mundo pueda cantar y bailar sin parar. Son conciertos superinteractivos en los que la gente sube al escenario y lo pasa superbien. Habrá muchas sorpresas como que pongo una multa vestida de policía. Cuando acabe el concierto me haré fotos con todo el mundo. Será una fiesta superhortera.
El evento en el que actúa el sábado es ‘Isla Hortera’. ¿Se considera usted hortera?
Hay que ser hortera de vez en cuando. La palabra significa, sobre todo, libertad. Me pongo lo que me da la gana, como me de la gana y porque me da la gana. No lo que me dicen las normas.
¿Ha valido la pena seguir con esta filosofía de vida?
Sin ninguna duda. Ser ampliamente libre es lo mejor que le puede pasar a una persona. Hace mucho tiempo que decidí hacer lo que me da la gana y romper las reglas en todos los ámbitos de mi vida sin, evidentemente, molestar a lo demás. Cuando te liberas te das cuenta que te has quitado de encima un ‘mochilote’ gigante de encima. Hoy en día vivo infinitamente más feliz y soy yo misma.
Da la impresión que supo separar la persona del personaje, aceptarlo y sacar lo bueno de él.
Sí, lo separo muy bien porque… Soy una persona que llevo en el mundo del espectáculo desde los 18 años y me ha costado mucho trabajo estar donde quiero. Cuando trabajas mucho te cuesta mucho esfuerzo valoras más las cosas. He hecho cosas que me gustaban y otras que no pero en ese momento me iban bien para poder cambiar de público y una vez que lo conseguí llegó un momento en el que pude decidir qué hacer. En este mundo debes tener la cabeza muy bien amueblada.
¿El personaje que usted creó de si misma fue una herramienta que le ayudó a ser más libre y hacer cosas que de otra manera no hubiera llevado a cabo?
Por supuesto. Como persona hay miles de cosas que no habría hecho pero como personaje, vamos, me he puesto el mundo por montera. Sí. Por ejemplo, he ido muchas veces a Sálvame Deluxe cuando en la vida real no habría ido pero en ese momento me interesaba quitarme el personaje infantil. Al final, no me quedaba más remedio que hacer un montón de cosas pero me ayudaba en cierto momento a desenvolverme. Aprendí a soltar muchos lastres y quitarme mucha timidez.
¿Nunca le ha costado soltarse y deshinibirse?
Siempre he sido bastante suelta, he de reconocerlo. Incluso en la época de los programas para niños me ponía ropa que las otras presentadoras no se ponían. Yo iba con toda la tripa al aire, por ejemplo. De hecho, fui yo la que propuse ir vestida de esta manera y en alguna ocasión tuve que lucharlo. En esa época nadie se cortaba los vaqueros y como yo lo hacía muchas niñas me imitaron. El director me dijo varias veces que tuviera cuidado con lo que hacía y decía porque ellos me imitaban.
¿Recuerda con cariño esa época?
Sí, totalmente. Lo que más me gustaba de esos programa de los años 90 era una sección en la que los niños me enviaban cartas en las que me contaban sus problemas físicos. Como yo de pequeña también los tuve me encantaba ayudarles. Me acuerdo que había veces que cuando me contaban que tenían dos o tres taras físicas yo les decía que cuando era pequeña había tenido diez o más. De esta manera sentían mejor.
En los últimos tiempos parece haberse alejado de los medios de comunicación y concentrarse en sus actuaciones. ¿En qué momento profesional se encuentra ahora?
Le digo la verdad, estoy en un momento de mi carrera muy muy bueno en el que estoy haciendo 200 conciertos por años y algunos que no he podido cerrar. Para que te hagas una idea, he llegado a hacer tres actuaciones en una noche. Imagínate. Demasiado. Y en cuanto a los medios ahora prefiero no dejarme ver tanto y priorizar los que me interesan. Ya no voy a todos los canales de la tele como antes. Intento ir a programas que me den más prestigio.
¿Ha habido época de vacas flacas, miedos e incertidumbres?
La única época de incertidumbre que tuve fue durante la pandemia. En algún momento me pregunté si volvería a haber conciertos. Como sé hacer muchas cosas, si no era cantando era presentando, si no en el teatro o en el circo… Siempre he trabajado. Siempre. En ese aspecto siempre me ha ido muy bien en mi vida profesional, sin embargo en mi vida personal me ha ido mucho peor. No sé si por trabajar tanto nunca he estado tan satisfecha.
¿Cambiaría una cosa por otra?
No, esta fue una decisión que cuando tenía unos 14 años mi madre me dijo ‘ten en cuenta que con esta profesión no te vas a casar con quieras’. Yo me lo pensé y a día de hoy lo sigo prefiriendo. Esta profesión me da la libertad por encima de todo para hacer lo que quiera. Al final, mi profesión siempre ha estado por encima del amor. Y a mucha gente no le gusta una persona pública porque quieren discreción.
Para terminar, ¿me podría decir una frase que le defina o le haya servido de guía a la hora de hacer las cosas?
Te voy a decir dos: ‘el éxito no se conoce pero el fracaso consiste en intentar gustar a todo el mundo’. Esta es una de mis frases favoritas que siempre he tenido en mente a lo largo de mi vida. La otra es ‘quien la sigue la consigue’. Esta la tengo más clara que el agua. Puede que no seas la mejor pero no importa: si la sigues la consigues.