'La vida es amiga del arte'. Esta línea de la canción Força extranha de Caetano Veloso es una de las frases favoritas de Almut Dengl (Wiesbaden, Alemania, 1980). En ella se ve reflejada la filosofía de esta artista alemana que desde hace 12 años regenta una tienda-taller situada en la esquina entre las calles Missió y Carme, de Palma. Allí combina, como si fuese uno de sus collages, varios registros: desde ilustraciones para postales, cuadros convencionales o todo tipo de artesanía como anillos, collares y otros accesorios. Pero siempre con el color como denominador común.
De alma nómada, Almut vivió en Estados Unidos, en varios países de Sudamérica y tras casi una década en Barcelona donde trabajó en una editorial y después de licenciarse en Literatura Comparada en la UB se instaló en Mallorca de casualidad ya que según cuenta «una amiga de Barcelona me recomendó la Isla, vine a pasar unos días y ‘me enamoré’. Su energía calmada me atrajo enseguida. Es muy importante para mí. Nunca había estado aquí».
De hecho, según cuenta, la idea de iniciar este proyecto «no se me había pasado por la cabeza en Barcelona. Fue al llegar aquí me di cuenta de que podría ser una posibilidad porque el ambiente era más adecuado y tuve las influencias correctas».
Belleza diferente
«Mi arte es sobre todo una especie de canalización. Normalmente no pienso de antemano lo que voy a hacer. Intento abrir un canal al subconsciente para que pueda fluir algo que no sé lo que va a venir». Para eso la artista alemana usa «materiales reciclados como latas que encuentro en la carretera, cartones, envases… Es una forma de reconocer la belleza en algo que a veces no se ve». Y así da a estos objetos una segunda vida llena de color.