Más del 55 % de los jóvenes españoles con dificultades económicas tienen problemas de salud mental, según un informe publicado este jueves por el Consejo de la Juventud de España (CJE) y Oxfam Intermón, según el cual casi el 38 % de los mismos no piden ayuda profesional por el alto coste de la misma. El estudio hace una radiografía de la situación de precariedad laboral de las personas jóvenes (entre 16 y 29 años) y estudia el vínculo entre condiciones socioeconómicas, género y salud mental a través del Barómetro de Juventud, Salud y Bienestar.
El paro, la precariedad laboral y la crisis de vivienda son algunas de las principales preocupaciones de esta generación, el 48,9 % de la cual ha experimentado ideas suicidas. Más de la mitad, además, lo hace con frecuencia. «Cuando las vivencias en el mercado laboral despiertan de forma continuada estrés, insatisfacción y pesimismo ante el futuro, no es de extrañar que la juventud más vulnerable presente una autopercepción más negativa sobre su salud mental y mayores tasas de trastornos diagnosticados», apunta el informe. Así, entre todos los grupos de edad, el que más ha visto crecer los problemas psicológicos es el que comprende a las personas de entre 15 y 34 años.
Concretamente, la tasa pasa de registrar 5.712 casos clínicos cada 100.000 habitantes en 2011 a registrar 39.408 casos en 2022, lo que supone un crecimiento del 590 %. «En 2017, el 66 % de la gente joven no había tenido nunca ningún problema de salud mental, pero ahora solo el 36 % manifiestan no haberlo padecido. Además, el 41 % experimenta estos problemas frecuentemente. Ahora es una problemática mayoritaria», explica Alejandro García, responsable de políticas de protección social y empleo de OxfamIntermón y uno de los autores del estudio. García reconoce que hoy en día los jóvenes manifiestan una gran conciencia acerca de la salud mental, una reducción de los prejuicios al respecto y un aumento de la capacidad para identificar y nombrar lo relacionado con la experiencia emocional.
«Pese a que eso puede haber hecho visibilizar más los problemas, no quita que la tendencia es ascendente y que los problemas existen, aunque antes pudieran estar ocultos. Ahora es un problema en la agenda pública que antes estaba soterrado», ha apuntado. El informe critica que, frente a esta crisis de salud mental, la sanidad pública está «infradotada» de recursos, pues cuenta con 5,14 psicólogos por cada 100.000 habitantes, frente a los 18 de media en la Unión Europea o los 26 de media de la OCDE.
Esto provoca que solo el 17 % de los jóvenes hayan declarado haber sido atendidos por un especialista de la sanidad pública. Recibir terapias privadas solo está al alcance de unos pocos, ya que el coste medio de una sesión de terapia en España ronda los 75 €, mientras que el salario mediano de un joven en 2023 fue de 1.005,21 € netos mensuales. Es decir, recibir dos sesiones de terapia al mes supone el 15% de los ingresos mensuales de esta persona. De hecho, la principal razón por la que los jóvenes no buscan ayuda profesional ante problemas de salud mental es el coste, como declara casi el 38 %. «El problema no se va a solucionar aumentando las plazas de psicólogos», ha advertido Andrea Henry, presidenta del CJE, quien ha subrayado que «hay que asegurar el acceso a la vivienda digna y que los salarios sean suficientes para poder vivir acorde al precio de la vida, porque todo eso también es hablar de salud mental».
Cuando se les pregunta a los jóvenes acerca de diferentes aspectos vitales con los que están satisfechos solo destacan como positivo aquellos relacionados con la familia, las amistades y el tiempo libre. En el lado contrario, solo cuatro de cada diez personas encuestadas manifiestan satisfacción con sus estudios o su trabajo, cifra que desciende hasta tres de cada diez si se pregunta por su situación económica. El 40,3 % de las personas jóvenes considera que va a vivir peores oportunidades laborales que sus progenitores, frente al 38,4 % que opina que su futuro laboral será mejor. Esto se traduce en que casi el 40 % de los jóvenes cree que en el futuro vivirá episodios de ansiedad y bajo estado de ánimo. «Tener una generación joven desmotivada y sin perspectivas de futuro es negativo para toda la sociedad», ha avisado la presidenta del CJE.
La brecha de género observada en los indicadores económicos se reproduce también en el estado de la salud mental de las mujeres de entre 16 y 29 años. La mitad fueron diagnosticadas con algún problema de salud mental, especialmente trastornos de depresión y relacionados con la alimentación, frente al 41 % de los hombres. La ideación suicida también tiene mayor prevalencia entre ellas, habiéndola experimentado el 50,9 %, frente al 46,1 % de sus compañeros. Las personas racializadas y el colectivo LGTBI son otros dos grupos con grados de bienestar emocional muy bajos, relacionados con sus posibilidades materiales y económicas. Por otro lado, la prevalencia de diagnósticos también se concentra, sobre todo, entre los jóvenes que estudian y trabajan al mismo tiempo (el 59 % fue diagnosticado con un trastorno en algún momento), aquellos que padecen carencia material severa (55,9 %) o los que no pueden emanciparse por el precio de la vivienda (51 %).