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Brittany Schmitt, humorista: «Tras ingresar en prisión me encontraba en las tinieblas»

La cómica estadounidense ha pasado unos días en la Isla en un retiro para escritores y cuenta cómo la comedia le ha ayudado a superar las peores experiencias de su vida

Schmitt se inició en la comedia 'stand up' tras ingresar en prisión por conducir bajo los efectos del alcohol. Para ella, «la comedia es como una terapia y no hay nada de lo que una persona no pueda reírse». | Jaume Morey

| Palma |

Se define como una mujer sensible, empoderada y amable, «pero no le aguanto tonterías a nadie, porque sé lo que valgo». La Finca Fangar, en Campanet, acogió The Writer Retreat, un retiro diseñado para guionistas y escritores donde buscar inspiración, finalizar proyectos o compartir ideas con profesionales de todo el mundo. Entre los participantes se encontraba la cómica estadounidense Brittany Schmitt (Wisconsin, 1989), «la Isla es un lugar de ensueño. Vine para trabajar en mi serie de televisión y obtuve mucho más de lo que esperaba. Incluso me llevo una oveja a casa como animal de apoyo emocional». Afincada en Los Ángeles, a la cómica se le conoce por su humor negro, reírse de sus desgracias y utilizar la risa como una vía de escape. Y hoy nos cuenta cómo la comedia le ha ayudado a superar los peores momentos de su vida.

Háblenos de su infancia, de sus primeros recuerdos de juventud.
— Nací en un pequeño pueblo de Wisconsin, llamado Big Bend, de 1.300 habitantes. Me crié en una granja de caballos, con padres divorciados; mi vida parecía idílica pero había mucha locura de puertas adentro. Estaba muy protegida y era bastante tímida e insegura en la escuela. Me costaba mucho hacer amigos -es difícil tener amigos cuando tu madre no te deja salir de casa-, así que gran parte de mi alegría la obtenía leyendo Harry Potter e imaginando una vida diferente. Desde muy joven supe que no pertenecía a Wisconsin.

A diferencia de otros cómicos, no creció soñando en convertirse en una humorista de stand up, ¿cómo descubrió que era lo suyo?
— Después de entrar en prisión por conducir bajo los efectos del alcohol, me encontraba en las tinieblas. Pero no podía permitirme ir a terapia. Un amigo cómico me dijo que probase la comedia, porque es terapéutica y más barata que la terapia. Tomé unas clases de escritura y el día que subí por primera vez a un escenario fue el mejor de mi vida. Me di cuenta que la comedia era para lo que había nacido.

¿Cómo le ayudó a superar el alcoholismo, sus traumas, e iniciar una nueva vida?
— La comedia me ayuda a traer luz a la oscuridad. Me ha ayudado a superar y a reírme de mi adicción al alcohol, del suicidio de mi madre, de mi divorcio y de muchas otras cosas. Es curativa. Ahora bien, con el tiempo he aprendido que tengo que trabajar esos traumas de forma interna y sentirme preparada antes de llevarlos al escenario. El público percibe cómo te sientes. Si no estás bien e intentas hacer un chiste sobre lo que te duele, el público empatiza y se preocupa por ti: no pueden reírse contigo hasta saber que te encuentras bien.

Se le conoce por tener un humor muy negro, ¿existen líneas rojas que no pueden traspasarse?
— No, no hay nada de lo que no puedas reírte. Solo se debe seguir la regla de oro de la comedia: el chiste tiene que ser más divertido que transgresor.

¿Qué temas deberían tratarse con más humor en Estados Unidos?
— Últimamente, Estados Unidos se ha vuelto muy woke; creo que va en detrimento de la comedia. Tenemos que poder decir lo que nos parezca gracioso, siempre y cuando no sea hiriente de forma intencionada, o se haga de arriba hacia abajo, desde una posición privilegiada. Creo que humoristas como Andrew Schulz o Shane Gillis ayudan a equilibrar la oscilación del péndulo. Pero, por supuesto, los hombres siempre tienen más libertad que las mujeres para decir lo que quieren y no meterse en problemas. El doble rasero sigue existiendo.

¿En qué cómicos se inspira?
— Para mi, la cómica Joan Rivers siempre será la mejor de todos los tiempos. Pero creo que Shane Gillis es el cómico más divertido en activo ahora mismo. Es un genio y se divierte tanto con su trabajo que disfrutas de verlo en acción.

Estudió Comunicación y Psicología en la Universidad de Marquette. ¿Cómo aplica sus conocimientos en su comedia?
— La psicología me ayuda a estudiar a la multitud y a tener ‘conciencia geográfica’, es decir, a saber que podría funcionar en cada lugar. Y obviamente, la comunicación es la herramienta básica de mi arte. Pero no puedo decir que lo aprendiera la universidad; me especialicé saliendo de fiesta.

Su monólogo ‘From Ho to Housewife’ ha sido un éxito ¿Está trabajando en algún otro especial?
— Sí, la semana pasada recibí la primera versión editada. Lo odio. Cómo amar el proceso creativo. Saldrá en un mes y algo; depende de lo loca que me vuelva con las correcciones.

¿En qué dirección le gustaría que evolucionara su carrera?
— Quiero dedicarme a escribir para televisión y cine, y continuar con los monólogos, pero por pura diversión. Me encanta el pod-casting -ahora mismo estoy centrada en This Is The Worst, junto a Brittany Furlan- y estoy abierto a dejar que mi carrera evolucione como el universo considere oportuno. No tengo el control absoluto sobre lo que ocurre, solo disfruto del camino. Además, puede que me case con un rico y me jubile antes de lo previsto. ¡También estoy muy abierta a esa posibilidad!

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