Laura Gibanel Velasco es entrenadora de tenis, tiene 137.000 seguidores en Instagram y es prima segunda de la superestrella Rafael Nadal. «De hecho, tenía la ambición de convertirme en tenista profesional, pero no podía soportar la enorme presión de competir», señala esta joven mallorquina de 28 años. Incluso después de retirarse del deporte competitivo hace diez años, el nombre de Gibanel sigue figurando en rankings oficiales como el de la Federación Femenina de Tenis. Como ella misma explica, «no se elimina simplemente de la clasificación, sino que permanece allí, incluso si se encuentra en uno de los lugares más bajos».
Respecto al estilo de juego que se practica en España, y especialmente en Mallorca, afirma que «como aquí entrenamos principalmente en tierra batida, nos posicionamos, como solía hacer Nadal, muy detrás de la línea de fondo y jugamos las bolas con mucho empuje».
Laura Gibanel inició su actividad en las redes sociales en 2020, a raíz de la pandemia: «No podía hacer ningún deporte debido al confinamiento, pero aún así quería estar activa. Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de hacer vídeos de entrenamiento desde casa», comenta la influencer. En sus publicaciones y reels en Instagram (@lauragibanel) y TikTok, la profesora de tenis explica cómo jugar un golpe de derecha perfecto, qué hace que una raqueta de tenis tenga un buen agarre, la posición correcta del pie para el revés y cómo saberlo inmediatamente...
Según Gibanel, «en España sólo el dos por ciento de todos los entrenadores de tenis son mujeres. En mi profesión, entrenadora de tenis, soy la única que tiene tal alcance en las redes sociales», afirma.
Gibanel todavía imparte varias horas de clases individuales cada mañana en el club deportivo Open Marratxí Pádel y Tenis. La influencer invierte mucho tiempo cada semana en sus actividades en las redes sociales; pasa diez horas simplemente grabando vídeos. «Muchas de mis fotos las hago sola, a cámara lenta y con un trípode, aunque a menudo es difícil. Se puede ver en diferentes posiciones». Añade que sólo en escenas muy dinámicas y en tomas de tenis complicadas alguien le sujetaría la cámara. Además, hay mucho trabajo involucrado en la edición de los videos. «El hecho de que cambie a menudo mi look y mi ropa deportiva para muchas escenas individuales hace que la creación de contenidos para las redes sociales requiera aún más tiempo», señala la entrenadora de tenis. Para que su comunidad de seguidores siga creciendo, la influencer suele publicar cinco fotos y vídeos cortos de ella misma por semana.
Moda en el tenis
Para Gibanel, que suele vestir de forma colorida y elegante, la moda es una parte importante de su trabajo. «Antes había un código de vestimenta estricto en el tenis y sólo se permitía el color blanco. Serena Williams es para mí un modelo a seguir por su alegría, pero también por su aspecto y estilo extravagantes», afirma la joven mallorquina. Y añade: «Porque yo también me quedo un poco fuera de una norma social estrecha con mi vida y mis acciones». Al mismo tiempo, Gibanel también es un modelo a seguir para muchas de sus jóvenes seguidoras, la mayoría de las cuales provienen de Estados Unidos, Sudamérica y España. «Algunas chicas nunca antes habían tenido una raqueta y ahora, inspiradas por mis vídeos, quieren empezar a jugar a tenis».
En el Campeonato ATP de Mallorca de este año, en Santa Ponça, Gibanel también hizo su debut como oradora del torneo. «El público era muy internacional, entre ellos muchos alemanes, e incluso Boris Becker. Al principio estaba muy nerviosa y tuve que presentar y entrevistar a algunos de los mejores jugadores en el campo», afirma Gibanel. Al final, dice, fue una gran experiencia para ella y le gustaría volver a repetirla.
La deportista tuvo que frenar un poco su ritmo profesional hace dos años porque el nacimiento de su hijo cambió por completo la vida de la influencer. «Debido a los cambios hormonales, sufrí tristeza posparto, casi no pude dormir durante 15 meses y perdí nueve kilos de peso. Sin embargo, poco a poco me siento mejor mental y físicamente y mi vida cotidiana ha vuelto a la normalidad».