Verano de 2022, el sol tiñe el mar de rojo y las montañas se oscurecen detrás de las copas de los pinos centenarios de El Manantial mientras Ana Obregón escribe las últimas páginas de El chico de las musarañas. La actriz se trasladó a la casa que su padre construyó hace cincuenta años en la Costa dels Pinos para terminar el libro que su hijo, Aless Lequio, no pudo acabar. Un texto que tiene muy presente a Mallorca, y es que tanto la presentadora como su familia adoran su chalet en la Isla, un lugar que «respiraba amor» y que ahora «llora la ausencia» de Aless y los padres de la presentadora, Ana Obregón y Antonio García.
A lo largo de 316 páginas Obregón plasma en el libro, en librerías desde el 19 de abril, sus vivencias en Mallorca y la importancia que ha tenido El Manantial tanto para ella como para su hijo. Un cariño que incluso tuvo presente en las últimas palabras que dijo a Aless cuando estaba ingresado: «Dentro de poco estaremos juntos en El Manantial, contemplando los atardeceres sobre el mar Mediterráneo que tanto amamos». El joven de 27 años falleció minutos después, el miércoles 13 de mayo de 2020, tras dos años de lucha contra un sarcoma de Ewing.
Momentos felices
Desde que era adolescente Ana y sus cuatro hermanos, Celia, Amalia, Javier y Juan Antonio, disfrutaban del chalet junto a sus padres, unas vacaciones de verano en las que la actriz vivió sus primeros amores, besos y desamores. Pero todo cambió en junio de 1992, cuando la presentadora aterrizó en la Isla con un recién nacido Aless Lequio. «Tus rizos rubios y tu risa inundaban cada habitación en la misma casa donde pasaste tu primer y tu último verano», recuerda con melancolía en el libro. Y es que Ana transmitió a su hijo su pasión por Mallorca, hasta el punto que con solo doce años el joven le pidió que «nunca» vendiesen la casa «pase lo que pase». La Isla ha estado muy presente en la infancia de Aless, ya que precisamente aquí dijo sus dos primeras palabras, «solito» y «papá», se bañó por primera vez en el mar y empezó a gatear.
Años después, cuando ya era un adolescente, disfrutó de sus primeras salidas nocturnas en compañía de sus primos mientras Ana le esperaba en vela hasta altas horas de la madrugada. Eso sí, aunque se hiciese mayor tenía una tradición: escribir una nota y esconderla en el chalet para leerla el verano siguiente. Unos escritos en los que Aless compartía sus deseos para el año siguiente. Ana también explica en el texto que fue en la Costa de los Pinos donde comenzó su mítico posado de verano. La actriz acordó con la prensa que se dejaría fotografiar en bikini para que la dejasen tranquila en las largas jornadas de playa junto a su hijo. Eso sí, lamenta que los medios de comunicación solo lo respetaron durante dos años.
Últimas veces
Años de felicidad que acabaron el 23 de marzo de 2018 cuando, tras varias visitas a urgencias, detectaron a Aless un cáncer. Para tratar el sarcoma de Ewing Obregón y su hijo se trasladaron a Nueva York y cada vez que recibía la quimioterapia el joven pedía una habitación con vistas al mar para imaginarse «que miraban el mar azul del Mediterráneo». Tras meses en Estados Unidos recibiendo diversos tratamientos, el 29 de diciembre de ese mismo año les dieron la mejor de las noticias: Aless estaba curado. El joven decidió celebrar el fin de año y «la vida» con sus amigos en El Manantial en una fiesta con fuegos artificiales, catering y dj.
Aless comenzó el año 2019 con ilusión, se centró en su empresa Polar Marketing y pasó un verano inolvidable en Eivissa junto a sus amigos. Después se trasladó a Mallorca para estar con sus abuelos y su madre. «Nos regalaste unos momentos de felicidad» recuerda la actriz, y es que al regresar para su revisión en Barcelona le comunicaron que había recaído. En agosto de 2019 fue la última visita de Aless Lequio a Costa dels Pins: nueve meses después perdía la vida en una clínica de Barcelona.
Días de tristeza
Tras el fallecimiento de Aless, Ana decidió refugiarse en Mallorca donde contó con el apoyo de sus padres. Tan solo un año después la presentadora vivió otro duro golpe: fallecía su madre a los 95 años. Tal era el dolor de la artista que intentó quitarse la vida en dos ocasiones: una en Cataluña y otra mientras estaba en Mallorca. Tras soñar con su hijo, se acercó a la barandilla del acantilado que rodea El Manantial pero al ver una estrella fugaz recapacitó y pensó en la fundación que había creado con el nombre de su hijo y en su padre, que en esos momentos le necesitaba más que nunca. La madrileña se centró en cuidar de su progenitor y ambos pasaron largas estancias en la Isla que Obregón recuerda en El chico de las musarañas.
«Cada mañana le doy su desayuno favorito, ensaimadas mallorquinas con café con leche, y le pongo Frank Sinatra», relata. Mientras la actriz escribía el libro, Antonio fue ingresado en un hospital de Palma y tuvo que ser trasladado a Madrid en un avión ambulancia: el 16 de septiembre de 2022 dejaba este mundo a los 96 años. En las últimas páginas del libro la artista menciona a la pequeña Ana Sandra Lequio, su nieta que ha nacido por gestación subrogada en Miami y que era una de las «últimas voluntades» de su hijo. La pequeña seguramente disfrutará de los encantos de Mallorca, igual que lo hicieron su padre, su abuela y sus bisabuelos. Porque, como decía la última nota que dejó escrita Aless en la Isla: «Hasta el año que viene, Manantial...».