Alicia Gutiérrez (Palma, 1999), AliGuty en su cuenta de Instagram, forma parte de una nueva corriente de modelos que hacen de la industria de la moda un espacio más abierto y representativo. A sus 22 años, ha trabajado para firmas como Skims, Savage x Fenty, H&M, Calvin Klein o Bershka. En unos meses se muda a Nueva York, de la mano de la prestigiosa agencia One Managment.
Su carrera comenzó en 2018, con la campaña de Women's Secret #MuyNosotras, ¿qué ha aprendido desde entonces?
—He aprendido que nadie hará más por mí que yo misma. En ese momento no era modelo y buscaban gente de la calle para la campaña. Hice el casting y estaba segura de que me iban a coger. Hasta hace poco he estado haciéndolo todo por mi cuenta; contactando con los clientes, hablándole a los fotógrafos…
¿Siempre quiso ser modelo?
—Siempre quise serlo, pero nunca me lancé por mi altura o mis medidas. Creo que mi actitud y mi determinación me han llevado hasta aquí. A veces te rechazan y piensas que no te quieren; pero lo que ahora es un no, en unos meses puede convertirse en un sí. Debes saber lo que vales y de lo que eres capaz, y ser insistente.
¿La industria de la moda es tan dura como parece?
—Creo que para las chicas delgadas sigue siendo dura y para las chicas ‘curvy' no tanto. Aunque haya diversidad de cuerpos, a las chicas delgadas se les exige que mantengan su perfil. Hasta ahora no he tenido malas experiencias, pero sin duda existen.
¿Cuál es la importancia de las redes sociales en la reinvención del mundo de la moda?
—Tener una plataforma donde ser yo misma, mostrar lo que me gusta, y encontrar una comunidad que me apoya o se ve inspirada por mí fue muy importante en mis inicios. Las redes sociales han permitido dar un paso hacia la diversidad, que luego se ha trasladado a la moda, las revistas y las propias marcas.
¿Qué opina de los términos ‘curvy' o ‘de talla grande'? ¿Cree que son necesarias esas etiquetas?
—No me gustan, pero creo que por el momento son necesarias. Para reivindicar algo hacen falta etiquetas, aunque no debería existir esa diferenciación. Lo que me pasa a menudo es que, a primera vista, no me reconocen como modelo. El otro día, cuando me hacían la PCR para el shooting con Bershka, me preguntaron si trabajaba en logística; si no eres alta y súper delgada nadie imagina que seas modelo.
¿Cree que la normalización de la diversidad corporal es una moda, o ha llegado para quedarse?
—Existen tantos cuerpos distintos que, yo creo, va ir a más. Que no haya diversidad en la moda está pasado. Por ejemplo, marcas de lencería como Savage x Fenty, de Rihanna, la que veo más inclusiva en la actualidad, ha destronado a firmas como Victoria Secret, obligada a reinventarse. La gente, sea gorda o delgada, baja o alta, se viste: las marcas tienen que representar a la máxima gente posible.
¿Qué falta para afianzar esta tendencia de la diversidad?
—El otro día escuché algo que dijo Rihanna. ‘Nunca habrá suficiente representación'. Hay tantos tipos de cuerpos, de personas y tendencias que es algo inabarcable. Pero, por ejemplo, creo que con los chicos el tema no está tan avanzado.
¿Le ha abierto muchas puertas aparecer en revistas como Vogue o Marie Claire?
—Esto ha sido algo reciente, y en parte lo conseguí por mi cuenta. En abril viajé por primera vez a París y la semana que viene haré el sexto. En uno de los primeros me organicé una sesión de fotos: reuní a un equipo y la fotógrafa presentó mi perfil al casting de Marie Claire. En el mismo viaje, con otra fotógrafa, hice la sesión para Vogue Italia. Lo que sí obtienes es un reconocimiento internacional. En España el mercado es muy limitado y mi perfil tiene más proyección fuera. Es un poco más moderno y fresco, no tan convencional como aquí.
¿Quiénes son sus referentes?
—Cualquier mujer con poderío, que no le importe lo que digan de ella y con la que me sienta representada. Por ejemplo, las modelos Ashley Graham y Paloma Elsesser, y Miley Cyrus.
El ideal de belleza cambia a lo largo del tiempo, ¿dónde cree que se encuentra la esencia de la belleza?
—En parte, en la autenticidad, en lo que hace único a cada individuo.
¿Cuáles son sus proyectos más recientes?
—Hace dos semanas estuve en Madrid, haciendo un cameo para Rainbow, la nueva película de Paco Léon, que se estrenará en Netflix, y a finales de este mes desfilaré en la 080 de Barcelona, con Paloma Wool. Me ha hecho mucha ilusión; a pesar de toda la diversidad, la altura sigue siendo un obstáculo.