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Un huracán de genialidad

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Ha muerto un genio de la comunicación de la moda made in Spain. El lujo que se queda huérfano de uno de sus grandes mentores en el mundo entero. Su figura es insustituible.

Conocí a Javier Escobar en 1986, en la puerta del desfile de Roser Marcé en lo que hoy es la semana de la moda de Barcelona, entonces conocida como Salón Gaudí. Su figura ya entonces era mítica. Impresionaban su altura y su elegancia. Vestía un traje color crudo, impecablemente cortado, camisa a rayas finas y una corbata roja que iluminaba un rostro casi perfecto.

Increíblemente me dejó traspasar la frontera que dividía el mundo de los simples mortales hacía el lugar de los elegidos. Javier tenía ojo, sabía distinguir a la perfección quien debía estar y quién no, supo ver que mi pasión por la moda era real y por ello le estuve siempre agradecido, pues me abrió las puertas de un mundo hasta entonces casi desconocido y muy inaccesible para los que recién arribábamos.

Lo mismo ocurrió cuando muchos años después nos volvimos a reencontrar en Palma tras su salida de Proyecto Hombre. Javier fue el primer relaciones públicas con categoría internacional que apoyó sin ambages de ningún tipo mi trabajo como cronista y entrevistador de sociedad y cultura.

Fuímos de la mano durante todo el tiempo que duró su estancia en Mallorca, donde con su saber hacer consiguió hitos hasta entonces inimaginables en esta Isla tan poco sibarita. Entró en nuestra sociedad agachando la cabeza pero haciéndose notar inmediatamente, cuando todos los incrédulos escucharon quien era este señor que hablaba con pasión y sin disimulo de ningún tipo de lo que otros se esforzaban en ignorar.

Mallorca era un paraíso para el poder y había que fomentarlo desde el lujo, que el definía como algo de derechas, siendo un monárquico de izquierdas, al menos en su juventud. Quiso poner en valor todo lo que beneficiara la imagen de la Isla en el exterior. Creó la fiesta que iluminó la Navidad de Palma, ideo para la Copa del Rey el famoso Village que se celebró durante unos algunos años en Sa Faixina, ideó para Puerto Portals la increíble Prêt à Portals, un fin de semana de moda que trajo hasta la Isla a algunos de los grandes gurús de la moda como David Delfin o Bimba Bosé.

Inolvidable también su gloriosa, mágica y extravagante, por el enorme gasto económico que supuso, la organización de las veladas en Son Coll para festejar el Torneo de Polo que organizan cada año Christian Völkers y su esposa Ninon. Trajo a bellezas como Antonia dell'Atte, Nieves Álvarez o Boris Izaguirre al que había conocido gracias a su otra familia, los Bosé Dominguín, que siempre le tuvieron como a un hermano.

Su relación con Miguel Bosé fue muy estrecha y juntos caminaron durante una época de sus vidas. Organizó la boda de Pablo Fuster y Cristina La Hoz de la Relojería Alemana y la inauguración de su imagen navideña, colaboró activamente en la celebración de la Gala de Navidad de Projecte Home y suya fue la organización de la fiesta que conmemoró los 50 años del Club de Mar o el 50 cumpleaños de Dominik von Stauffenberg en un todavía no inaugurado Hotel Ca'n Alomar. Javier conseguía lo que para todos parecía imposible, creaba magia donde solo había escombros y vida donde solo había muerte, excepto la suya propia que no supo gestionar pues la enfermedad de la droga se cruzó en su camino de manera extremadamente cruel.

Todo había comenzado en una playa de Ibiza cuando la casualidad quiso que se cruzara con Georgio Armani que lo convirtió en su muso en la siguiente temporada. En esa época conoció al que fue su pareja y socio durante muchos años, Egidio Ghezzi, creó Buque Studio, con el que colocó a la moda española en el lugar que nunca antes había estado. Su gran hito fue conseguir que la reina Sofía presidiera un desfile en el Palacio de Pedralbes; fue el inicio de una gran amistad con la Familia Real, y llevar a la moda española a la inauguración oficial de los JJ.OO de Barcelona 92, donde un desfile de top models luciendo creaciones inspiradas en la Ciudad Condal a mitad de ceremonia inaugural emocionó a todos.

Ese día Javier tocó por primera vez el cielo con las manos y como me reconoció en una ocasión, comenzó también su estrepitoso descenso a los infiernos. Javier, todo sensibilidad y belleza no sabía (o no podía) gestionar el éxito. Cada vez que llegaba a la cima se autodestruía de una manera implacable. Lejos de esconder su debilidad quiso hacerla pública, para que su caso fuera espejo de otros muchos que pasaron por Projecte Home Balears.

Triunfó en Mallorca, una plaza difícil, pero aquí, como algunos había previsto también, recayó pese a que recibió todas las ayudas imaginables. Nunca estuvo solo, al contrario. Sus amigos mallorquines, todos nombres muy conocidos, siempre estuvieron para darle sostén, pero Javier, quien sabe porque razón, acabó perdiendo la batalla feroz, la lucha valiente con la que enfrentó sus problemas de adicción, que finalmente al parecer han acabado con su vida a los 66 años de edad.

Javier consiguió una cosa más, la más importante de su carrera, estoy seguro. Al menos asi me lo contó en una ocasión. Con su tesón y contactos pudo hacerse con unas flores del ramo de novia de la princesa Letizia, le pidió al entonces príncipe de Asturias que escribiera en una hoja en blanco el nombre de su esposa, colocó junto a el las flores y el escudo de Los Asturias y lo enmarcó en plata.

Poco después se lo pudo entregar a los Príncipes durante un desayuno privado en el palacete Albéniz. La Navidad siguiente recibió una llamada de Doña Letizia en la que le daba las gracias por el regalo de bodas mas bonito que había recibido que desde entonces preside su mesita de noche. Así era Javier, genio y figura, un huracán de genialidad, una leyenda que se ha ido para siempre dejando un legado impagable.

Descansa en paz queridísimo y admirado amigo.

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