Cada vez son menos las modistas que realizan trajes de payesa en Mallorca, quizás por ser una tarea laboriosa, o por ser la de costurera a medida una profesión en declive. Por ello, puede llamar la atención encontrar a Pep Pons y Rafa Beltrán, dos jóvenes modistos dedicados a la confección de indumentaria tradicional, y, sobre todo, porque más allá de realizar prendas a medida, investigan, localizan y, en ocasiones, hasta reproducen piezas antiguas originales.
Labor que detallan a través de sus respectivas cuentas de Instagram (Sedes i draps y Rafinca tradicional), que permiten descubrir la riqueza y diversidad de estilos que existía en los armarios de antaño, ya que la moda también marcaba la vestimenta de nuestros antepasados, contrariamente a esa percepción que podemos tener en la actualidad de una vestimenta con cierta uniformidad, que tanto Pep Pons como Rafa Beltrán coinciden en achacar a la folclorización de la indumentaria, también por la adaptación de las prendas a su uso más habitual: las muestras de baile.
La esencia de las prendas
La confección de faldas, gipons, rebosillos y volants durante años ha corrido a cargo de modistas que reproducían piezas que, aunque inicialmente pudieran ser de época, con el tiempo se han ido estandarizando con la introducción de nuevos materiales y técnicas para economizar tiempo –y coste–, o detalles al gusto de la clientela, perdiéndose parte de la esencia de las prendas.
Probablemente no sea coincidencia que Pep Pons y Rafa Beltrán sean bailarines, el primero en Aires d'Andratx, el segundo en la Revetla d'Inca –agrupación de la que es presidente– y que, en un momento dado, empezaran a coser alguna pieza y reproducir detalles o hechuras en desuso, y han acabado por dedicar gran parte de su tiempo no solo a confeccionar trajes de nueva factura, sino también a recomponer prendas antiguas para que puedan volver a ser lucidas después de mucho tiempo en un arcón.
Una prueba de que la indumentaria tradicional comienza a dignificarse, aunque aún hay mucho camino por recorrer, sobre todo mientras queden personas que lo consideren un disfraz.