Se fueron de vacaciones a Cartago (Colombia) el pasado mes de marzo y aún siguen allí, atrapados por el coronavirus. Ellos son Felipe Crespí, funcionario del Ajuntament de Palma, y su novia, Aydee, que trabaja en el Hospital General de Palma. «Somos dos de los más de setecientos españoles (ente ellos, trece mallorquines, cinco menorquines y un ibicenco) que nos hemos quedado atrapados aquí –nos dice a través del móvil Felipe–.
Algunos, en condiciones no muy buenas, yo diría que precarias, pues se han quedado sin dinero o no tienen buena salud. Nosotros, afortunadamente, estamos bien. Estamos viviendo en casa de la madre de Aydee. Eso sí, con ganas de regresar; entre otras cosas, para reincorporarnos al trabajo. Hemos avisado y se han hecho cargo de nuestra situación, pero… Es que tenemos ganas de volver. Vinimos a disfrutar de unas vacaciones y, de paso, a que ella viera a su madre, y desde entonces estamos aquí, casi todo el tiempo confinados. Y aunque aquí el confinamiento es más suave que en España, no quita que llevemos aquí más de dos meses. Y sin apenas poder salir».
El regreso, anulado cuatro veces
Ni que decir tiene que Felipe, que junto con su novia se han apuntado a la web de Atrapados en Colombia –también ver en YouTube, Españoles atrapados en Colombia–, han intentado por todos los medios a su alcance regresar a España. «Teníamos la vuelta para el 10 de abril, pero como el 20 de marzo aquí declararon el estado de alarma, cerraron el espacio aéreo, y como nosotros regresábamos el 27, anularon el vuelo pasándolo a otra fecha, pero cuando llegó el día nos avisaron de que se aplazaba, cosa que se ha vuelto a repetir en cuatro ocasiones, por lo que ahora mismo no tenemos fecha de vuelta. Y pese a que hemos alegado que somos trabajadores y que hemos de regresar a nuestros puestos, no hemos conseguido nada».
Dice que ha llamado para contar su situación a una persona del departamento de Acción Exterior del Govern balear, «y ésta nos ha remitido a la Embajada española en Colombia, donde estamos llamando desde hace semanas, pero o no contestan o, si lo hacen, nos dicen que hablemos con la compañía de vuelo». Ellos tienen para regresar billete de Iberia. «Si la Embajada organiza el regreso con esta compañía, supongo que nos lo canjearán por otro, cosa que no lo hará Avianca, en el caso de que sea ésta la que haga nuestro traslado. Si es así, como digo, tendremos que comprar otros dos billetes, que son unos 1.800 euros, pero… bueno, si se trata de volver, se paga y ya está». Parece mentira que compatriotas nuestros, atrapados por el coronavirus en países, como en este caso lejanos, estén abandonados, algunos con problemas, a la espera de que se haga el milagro y aparezca un avión que los traiga de regreso. Aunque suene a demagogia, si fueran políticos atrapados por el Covid-19 en tierra extraña, seguro que se habrían movido los hilos necesarios y ya estarían en casa; incluso, si el espacio aéreo no estuviera abierto. Y es que, aunque todos somos iguales, los hay más iguales que otros.