Hace solo tres días era solo una idea, pero ahora es una gran cadena que se está organizando para coser mascarillas y repartir a la población. Ante la escasez de estas protecciones, los diseñadores del Col·lectiu de Moda de Mallorca se han revelado como una industria textil en toda regla y han dejado de lado sus vestidos a medida y sus encargos para eventos, arrimando el hombro en estos momentos de necesidad por la crisis del coronavirus.
Los creadores llevan varios días confeccionando mascarillas con las telas con las que cuentan en casa y las reparten de manera gratuita a personal de supermercados, policía local, empleados de Correos, Fundación Natzaret, pacientes de centros médicos y todo aquel que lo requiera. A los diseñadores se ha sumado la colaboración desinteresada de las fábricas de telas Teixits Vicens, Teixits Riera y Teixits Bujosa, que están aportando material y confeccionando mascarillas.
En hospitales
Las mascarillas también se van a distribuir, de momento, a los hospitales de Manacor y Son Llàtzer. Advierten que estas protecciones no son quirúrgicas, pero pueden proteger del contagio a quien la lleva. A principios de esta semana se diseñó el patrón que luego se ha replicado en los diferentes talleres de los diseñadores, que cuenta con varias capas de tela y un bolsillo en el que se puede incluir un paño de celulosa o material similar. Tras su uso, estas mascarillas se deben lavar a 65 grados.
Los diseñadores han ido utilizando las telas y el material que tenían en sus talleres, así que ahora mismo hay personas con mascarillas con roba de llengues, estampados infantiles o de lunares. Sin embargo, la estética es lo de menos: el principal objetivo es proteger a la población.
El Col·lectiu está en contacto con Presidència del Govern balear y se han ofrecido a la presidenta del Govern, Francina Armengol, para confeccionar mascarillas para instituciones que estén a su cargo, así como residencias y llars de joves. Así, este grupo de diseñadores ya entregó el viernes 130 unidades a la Fundació Natzaret. Joana Borràs, presidenta del Col·lectiu de Moda de Mallorca, que está coordinando el equipo de diseñadores, señala que «estamos confeccionando mascarillas para aquellas personas o colectivos que nos lo han pedido. A los voluntarios les damos trozos de tela para que puedan confeccionarlas en sus talleres». Hasta el viernes ya se han elaborado 300 piezas.
Oleada de solidaridad
En esta iniciativa están participando Feel Mallorca, Made in Meri, Veronica Solivellas, Irene Peukes de Pla, Carmen Vidal, Francisco Heredia, Daniela Gómez, Irene Mesa de Carminitta, Carlos Delgado y Natividad Castillo. Se espera que en los próximos días se vayan sumando nuevos diseñadores y hacen también un llamamiento a empresas que donen tejidos. De hecho, se les está acabando el material de las cintas para atarlas y el relleno de celulosa, ya que las mercerías y otras tiendas están cerradas por el estado de alarma.
«Hay muchos que se suman a esta iniciativa. La gente se emociona y llora cuando les llevan las mascarillas porque están muy agobiados por la posibilidad de un contagio. Me quedo petrificada cuando les entrego las mascarillas y veo sus caras», confiesa Borràs, que cree que esta crisis está revelando la cara más solidaria de la Isla.
Borràs señala que solo con un rollo de tela de 30 metros se podrían confeccionar entre 5.000 y 10.000 mascarillas, pero no encuentran tiendas que les proporcionen el material sin coste. La presidenta del Col·lectiu de Moda advierte que «la industria textil de Mallorca se ha puesto en marcha y estamos vivos. Estos trabajadores a los que damos mascarillas son los que consiguen que todo siga funcionando a pesar de todo».
La presidenta del Col·lectiu de Moda recuerda que las personas que están trabajando ahora mismo de cara al público son las primeras que deberían estar protegidas. «En el pequeño comercio y en los supermercados están atendiendo al público sin protección», dice. Por su parte, la diseñadora Natividad Castillo advierte que «he utilizado pañales de mis sobrinos y discos desmaquillantes o de lactancia para hacer relleno para estas mascarillas. El objetivo es proteger a los más frágiles ante el contagio». Castillo ya ha confeccionado un buen puñado de estas protecciones y «las he repartido en mi calle y a las cajeras del supermercado de mi barrio».