Cameron Douglas, su novia y la hija de ambos abandonaron este lunes s'Estaca para regresar a Estados Unidos. Han pasado en la Isla dos semanas, recorriendo lugares que él conoció en su infancia y adolescencia.
Han salido varias veces a pasear por Valldemossa, han vivido como unos valldemosins más las Festes de La Beata, han estado en Deià, en su cala –desde donde vieron el eclipse-, Sa Foradada, se han estado bañando, ha enseñado a sus hermanos Hudson, Imara y Hawk, que pasan también unos días de descanso en la finca con su madre, Diandra, a practicar esquí acuático.
Pero sobre todo ha hecho realidad el sueño que desde que ingresó en prisión siempre tuvo, y que tantas veces le repitió a su madre y hermanos cuando cada semana iban a visitarle: «Cuando recobre completamente la libertad regresaré por unas semanas a Mallorca».
Y así lo ha hecho.
¿Cómo se encuentra ahora, disfrutando de la libertad?
—Me siento maravillosamente bien, y muy feliz de estar de vuelta en Mallorca, un lugar en el que me encanta estar, pues de él guardo muchos y gratos recuerdos de mi infancia y adolescencia, pues muchos de esos momentos de mi vida han ocurrido en este lugar.
Ahora tiene usted una mujer, una familia y unos padres y hermanos que le quieren
—Efectivamente, tengo una hija maravillosa, Lua, y una novia, Viviane Thibes, muy simpática. Es de Brasil –matiza-. Y en cuanto a mi, estoy trabajando como actor a la vez que voy recopilando material para hacer películas, pues quiero también ser productor.
Tengo entendido que está escribiendo un libro sobre su experiencia en el mundo de las drogas y de su paso por la cárcel
—Sí, casi está terminado. Creo que en un año y medio estará listo para publicar. Lo editará Knopf.
La libertad ofrece a la persona sensaciones distintas a las que tiene cuando carece de ella.
—Uno no se da cuenta de lo que es ser libre hasta que le quitan la libertad, y cuando la recobras notas que las pequeñas cosas de la vida, a las que apenas dabas valor, son importantes- y tras una breve reflexión, continúa-: Cada persona en la vida ha de andar por su camino. Pero si andar ese camino, o parte de él, te ha supuesto tener que pagar un precio alto, sabes apreciar y sacar provecho en calidad de vida por todo lo que has sufrido. Porque el precio más grande que pagas en la vida, como en mi caso, es estar en un lugar durante siete años, del que no puedes salir, y que al abandonarlo te das cuenta de lo que es la libertad y de lo que significa ésta en tu vida y para los que te quieren, y que por ella has pagado un precio muy alto. Si, por ejemplo, te gastas 80.000 euros en un coche, sabes que por ese coche has pagado ese dinero, pero si has gastado años de tu vida en algo, esto no tiene precio. En todo caso, te da sabiduría para valorar las cosas, especialmente las que antes no dabas importancia.
¿Qué le aconsejaría a un joven que empieza a consumir estupefacientes?
—Si eres adicto, o empiezas a serlo, mi consejo es que escuches a la gente que tienes a tu alrededor, la que de verdad te quiere, tu familia. Pero, desgraciadamente –añade-, cuando estás en manos de la adicción, solo piensas en ti mismo, por lo que no sueles escuchar, o no hacer caso de lo que te dicen las personas que te quieren. La adicción puede más que todo lo demás.
Si el objetivo de las cárceles es la rehabilitación del preso, ¿cree que la gente acepta que una persona puede cambiar?
—Voy a ser totalmente honesto. Ellos dicen que la idea de la cárcel es la rehabilitación, pero no lo es. El verdadero objetivo de la prisión es tomar la conciencia de una persona y romperla. Ese -recalca- es el objetivo de la prisión en mi país. Y cuando sales, es muy difícil conseguir un trabajo y te encuentras con muchos obstáculos para reintegrarte. Y si algunas personas son capaces de superarlos, y a partir de ahí llevar una vida increíble, no es porque la cárcel te lo ha ofrecido, sino que es lo que el individuo consigue extraer de su paso por prisión.