Juan Isern Coll, propietario del Forn de la Concepció, en la calle palmesana del mismo nombre, se jubila definitivamente. Un leve achaque en su salud le ha obligado a retirarse. A partir de ahora de este negocio y del que tienen en Plaça de Barcelona se encargarán sus hijos.
Su esposa María Sureda recuerda que el horno lo compraron en 1971, «aunque yo hacía diez años que trabajaba en él –dice Juan–. En realidad, el oficio lo aprendí allí. Cuando murieron los dueños, sus hijos me lo ofrecieron, mi mujer y yo estuvimos de acuerdo y lo compramos. Y desde entonces hasta hoy».
La especialidad del horno ha sido el pan moreno, la coca de patata y la de Navidad. Y desde hace unos años a esta parte, en el horno también se sirven comidas.