El Govern blinda todo el territorio de las Illes Balears contra la instalación de macrogranjas avícolas. El Consell de Govern celebrado este viernes ha aprobado un decreto -ley que limita las explotaciones de gallinas a un máximo de 160.000 aves, pero además, establece un «cordón sanitario» alrededor de los cascos urbanos de las poblaciones.
Según ha explicado el conseller de Agricultura, Pesca i Medi Natural, Joan Simonet, las granjas situadas a menos de 2 km de zonas habitadas podrán tener un máximo de 20.000 aves. Este era el caso de la macrogranja de gallinas proyectada en Sineu, que preveía la cría de 739.000 gallinas, archivado por Territorio esta misma semana tras seis meses de alarma social y movilización de los vecinos y del Ajuntament de Sineu, que han logrado informes negativos al proyecto por parte de diversas administraciones.
El cordón sanitario que establece el nuevo decreto-ley que regula la ubicación y el tamaño de las granjas de gallinas en las Illes Balears señala además que, las explotaciones ubicadas a una distancia entre 2 y 4 km de casco urbano, podrán tener un máximo de 40.000 gallinas y cuando la distancia sea entre 4 y 6 km, el tope será de 80.000 gallinas.
Simonet ha señalado que esta medida afecta básicamente a la cría de gallinas y otras aves como pavos o patos, debido a la urgencia «para dimensionar y regular la ubicación de granjas intensivas de gallinas en las Illes Balears debido a la alarma social que ha causado el proyecto presentado en Sineu». Asimismo, el conseller ha señalado que, al igual que ocurría hasta ahora, cualquier proyecto que supere los 40.000 animales necesitará obtener la evaluación ambiental integrada. Precisamente este documento preceptivo es el que el área de Territori del Govern ha archivado respecto al proyecto que preveía construir una granja con nueve naves para 739.000 gallinas en Son Venrell, a un kilómetro de distancia de Sineu. El archivo viene motivado por incompatiblidad urbanística con la normativa urbanística del Ajuntament de Sineu, que emitió un informe desfavorable.
La normativa
Asimismo, el decreto prohíbe la instalación de nuevas explotaciones intensivas de aves o la ampliación de las ya existentes que superen las 160.000 gallinas. Simonet señala que la mayor granja de la que se tiene constancia en Mallorca está cerca de Manacor y explota unas 165.000 gallinas. «La nueva regulación afecta tanto a las granjas de gallinas para carne como para la producción de huevos», ha concretado el conseller.
Con esta la normativa, tendrán la consideración de actividades ganaderas intensivas las explotaciones avícolas de producción y reproducción que superen las 280 unidades de ganado grande (UBG), equivalentes a un censo que supere las 20.000 gallinas ponedoras.
Este decreto ley responde a la necesidad urgente de que la Administración regule determinadas condiciones para la instalación de nuevas explotaciones ganaderas avícolas intensivas de grandes dimensiones, con un censo ganadero muy superior a los hasta ahora conocidos en las Illes Balears.
La norma, además, fija unas distancias mínimas que tendrán que separar las nuevas explotaciones ganaderas de aves de los núcleos de población. En concreto, las que tengan una carga ganadera equivalente a 280 UBG (20.000 gallinas) no pueden estar a menos de 2 kilómetros lineales respecto del suelo urbano de tipo residencial más próximo. Las granjas cuya carga ganadera sea equivalente a 560 UBG (40.000 gallinas), tiene que mantener una distancia igual o superior a 4 km lineales respecto del suelo urbano residencial más próximo. Y las explotaciones con una carga ganadera equivalente a 1.120 UBG (80.000 gallinas) tienen que mantener una distancia no inferior a 6 km respecto del casco urbano residencial más cercano.
Dentro de estos parámetros, se permiten explotaciones con capacidad de producir huevos y carne que pueda garantizar el abastecimiento de la población local. «La finalidad es prevenir o evitar cualquier actividad ganadera susceptible de afectar al medio natural y causar perjuicios o menguar la calidad de vida de la población» , ha detallado Simonet.
Los objetivos de la regulación de las granjas avícolas son «el compromiso con la producción agraria y ganadera y la promoción de la producción local; asegurar el bienestar animal y la calidad de los productos agroalimentarios; garantizar la calidad medioambiental minimizando los riesgos medioambientales derivados de la actividad económica, y mantener la calidad de vida de las poblaciones próximas a las explotaciones ganaderas intensivas de alta densidad», señala el Govern.
En las Illes Balears, hasta la fecha no existía ninguna normativa, de carácter autonómico, insular o municipal, que estableciera unas limitaciones definidas de las distancias a los núcleos de población que se tienen que respetar para la instalación de nuevas explotaciones ganaderas intensivas con un censo de animales muy elevados. La Unión Europea, ya desde el año 2010, con la Directiva 2010/75/UE sobre emisiones industriales y emisiones derivadas de la cría de ganado, prevé toda una serie de actuaciones previas de prevención y control integrados de los posibles efectos contaminados a la atmósfera y al agua de toda una serie de explotaciones ganaderas intensivas con una densidad animales elevada, entre ellas las explotaciones ganaderas de cría intensiva de aves.
Tras la alarma social causada por el proyecto que un promotor había presentado para construir la macrogranja de gallinas en Sineu, tanto la coordinadora ‘Macrogranges no’ como partidos políticos como el PSIB-PSOE y Més habían instado al Govern a aplicar una moratoria y adaptar la normativa para prohibir explícitamente la ganadería intensiva en Baleares.
Simonet ha señalado que «estas actividades son contrarias al espíritu de la Ley 3/2019, de 31 de enero, agraria de las Illes Balears, que promueve una actividad agraria sostenible que garantice el mantenimiento del medio rural y reconozca la importancia de la agricultura y la ganadería, siempre garantizando la conservación medioambiental».