House of Son Amar ha informado a sus trabajadores y colaboradores de la cancelación de todos sus espectáculos de manera definitiva, lo que se traducirá en su cierre. La empresa ha anunciado hoy a su plantilla la activación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a unos 150 empleados y que debe cerrarse a finales de este mismo mes de abril. Por otro lado, y sin entrar en más detalles, especifica en una misiva a sus colaboradores que «debido a circunstancias fuera de nuestro control, lamentamos informarles de que cesaremos la operación de todos los espectáculos futuros». La causa, al parecer, son las pérdidas millonarias que arrastra en los últimos años, después de haberse invertido alrededor de 50 millones de euros por parte de la propiedad «para mantener vivo este emblemático lugar». Asimismo, se lamenta «la falta de apoyo constante por parte de las autoridades locales».
La muerte a los 76 años de edad de su propietaria y alma mater, Margaret Whittaker, a principios del pasado mes de febrero ha supuesto un punto de inflexión decisivo para la empresa, que dedicará todo el mes de abril a gestionar el proceso de cancelaciones y la disolución de una agenda que preveía espectáculos de fin de semana hasta el próximo mes de octubre. House Son Amar pide disculpas por una decisión que «no se ha tomado a la ligera» y «lamenta profundamente el impacto que esto pueda tener» en los planes de sus colaboradores, a quienes agradece «el apoyo y la asociación que hemos compartido a lo largo de los años». A la espera de que se resuelva el proceso actual, los actuales propietarios (los herederos de Whittaker) contemplan la posibilidad de reflotar el recinto en un futuro como sitio de eventos.
Whittaker, que había sido una visitante asidua de Son Amar, se acabaría convirtiendo en propietaria única de la empresa en 2012 a pesar de no contar con experiencia profesional en este sector. A partir de entonces, su plena implicación en el proyecto hizo de Son Amar un referente en el mundo del espectáculo en Mallorca. Como ocurriera con tantos otros negocios, el estallido de la pandemia de coronavirus en 2020 supuso un duro golpe, pero Whittaker aprovechó ses impasse para reestructurar el modelo de actividad con vistas a expandir sus posibilidades.
Fue en ese momento cuando Martyn Smith, copropietario del Social Club de Palma -que gestionaba junto al hijo mayor de Margaret, Dominic Miles- se unió al grupo como gerente general y director creativo, cargo en el que se mantiene a día de hoy. Smith, que había sido un reputado acróbata de talla mundial, aportó su experiencia y sus contactos con gente del mundo del espectáculo. La reapertura del recinto en 2021 incluyó el estreno de nuevas áreas de lujo y servicios. Todos los planes de futuro, sin embargo, quedaron en suspenso con la muerte de Whittaker.