El alcalde de Manacor, Miquel Oliver, se reunió el pasado jueves por la tarde con una representación de vecinos de Fartàritx. Un encuentro en el que los vecinos trasladaron al primer edil su «preocupación» por la posible construcción de una mezquita de grandes dimensiones en el barrio.
Ambas partes coincidieron en señalar que esta reunión había sido «cordial». Los vecinos matizaron además que fue «muy productiva, conciliadora y confiamos en que habrá buena voluntad por parte de las partes implicadas para llegar a buen puerto».
En este sentido, durante el encuentro, los vecinos leyeron un manifiesto al alcalde en el que manifestaron que «no estamos en contra de esta construcción porqué sea de culto sino por la transformación que sufrirá el barrio». Además matizaron que «en nuestro barrio siempre se ha apostado por la multiculturalidad y la inmersión cultural y lingüística sin ningún tipo de conflicto». Sin embargo, explicaron que la posibilidad de una construcción de esta envergadura y «la presión y masificación que supondría» podría comportar que «algunos vecinos decidan buscar otros lugares donde vivir».
También aprovecharon para exigir que se hagan públicos los informes del expediente de construcción de este terreno, que se lleve a cabo un estudio del impacto social y económico que supondría el edificio para las viviendas y negocios y la posibilidad de que el Ajuntament facilite una nueva ubicación que «cumpla con las características que necesita una construcción así».