Las palomas salvajes se han acomodado en las azoteas menos accesibles de Lloseta, hasta el punto de que se han convertido en una plaga que causa molestias al vecindario, sobre todo por la proliferación de excrementos y sus efectos sobre los edificios más antiguos.
El Ajuntament de Lloseta se ha hecho eco de estas quejas vecinales y ha iniciado una campaña para tratar de reducir al máximo estas colonias de aves, que se concentran en varios puntos del casco urbano, y en el campanario de la iglesia. Para ello ha contratado los servicios de la empresa Águilas Mallorca, que ha instalado una serie de jaulas con palomas de reclamo en puntos estratégicos donde habitan estas colonias urbanas. «Una vez capturadas, las palomas no serán sacrificadas, sino que serán trasladadas a un centro y estarán bien cuidadas», explica el concejal de Medi Ambient i Agricultura de Lloseta, Miquel Reus.
Las plagas de palomas se han convertido en un problema en distintos municipios. Sineu, cuyo casco urbano cuenta con numerosos edificios históricos no habitados o con sus porches en el tejado abiertos, donde las palomas anidan y crían. El Ajuntament de Sineu también se vio obligado a instalar jaulas para la captura de estos animales en determinados edificios y en el Palau tras llevar muchos años cerrado.