Los malas previsiones se han cumplido. Camp Mallorquí confirmó ayer la caída en picado del precio de la algarroba que este año tendrá un valor medio de 0,41 céntimos de euro por kilo para los socios de la cooperativa, mientras que los payeses no socios cobrarán cinco céntimos menos (0,36). Nada que ver con los 1,5 euros que pagó Camp Mallorquí el año pasado como valor medio o los 2,7 euros que se llegaron a pagar en algunas ocasiones por su buena rentabilidad. Ello significa que los valores han caído una media de un 72,7 % respeto a la campaña pasada y lo que supondrá un importante varapalo para los agricultores.
Los importes en la Cooperativa de Sant Bartomeu de Sóller son todavía peores, ya que en la Serra Tramuntana las algarrobas tienen más pulpa por lo que los precios serán inferiores situándose entre los 0,36 céntimos para los socios y 0,31 céntimos de euros para los no socios.
El presidente de ambas cooperativas, Miquel Gual, asegura que este es solo el inicio de la campaña y que los precios podrían bajar todavía más. «El problema está en que el 40 % de la algarroba mundial del año pasado no se ha vendido, por lo que habrá excedente y es posible que los valores bajen», añade Gual quien recuerda que aunque el precio de referencia para Mallorca es el de la Llonja de Reus, la realidad es que los valores de garrofín vienen marcados por el mercado internacional donde «ante los elevados precios que se han dado estos dos últimos años, las empresas han buscado un sustituto al espesante».
La caída de los precios, augurada ya hace semanas por el sector primario, podría confirmar lo que aseguraba este mismo martes la presidenta de la Asociación de Troceadores de algarroba, Juana María Verger, que alertaba que este año el fruto podría quedar en el árbol sin recogerse ante los bajos precios así como la falta de mano de obra.
Desde Camp Mallorquí, Miquel Gual, mantiene que durante dos años los productores han conseguido una alta rentabilidad de la algarroba pero que este no era una precio ‘real'. «Era totalmente artificial y sabíamos que en algún momento se tenía que regularizar ya que ahora nadie compra algarrobas ni garrofín y también ha desaparecido los especuladores», asegura. Una situación similar a la que se dio en su momento con los precios de la almendra, cuando pasó de precios muy elevados a una caída significativa. Al final, los valores se han estabilizado, una situación que Gual estima que no se dará en el caso de la algarroba hasta dentro de uno o dos años.
Sobre las producciones de la Serra de Tramuntana -Sóller y Andratx- se pagan a menor precio el kilo ya que las variedades de árboles que hay en estas zonas dan algarrobas con mucha más pulpa -pensadas para alimentar a los animales- por lo que su peso es superior. «Antes nadie pensaba en el garrofín, lo que tenía valor era el fruto para poder alimentar a los animales, ahora es justo el contrario», sentencia el presidente.