Mientras la mayoría de municipios de costa de Mallorca se preparan para el inicio de la temporada turística que arranca con la Semana Santa, las playas de Can Picafort y de Son Bauló continuarán de momento sin hamacas, sombrillas ni chiringuitos operativos. El Ajuntament de Santa Margalida no ha recibido todavía la autorización de Costas para poder, a su vez, sacar a concurso la explotación de estos servicios de playa.
El verano de 2021 finalizó la concesión de cuatro años que disfrutaba el Ajuntament para la explotación de las playas de Can Picafort. «En noviembre ya solicitamos a Costas renovar la concesión y todavía no nos ha respondido, pero la culpa es de Medi Ambient del Govern, que solo pone pegas; es muy preferible que las competencias de la costa las lleven desde Madrid» apunta el alcalde de Santa Margalida, Joan Monjo.
Fin de la concesión
Para el alcalde, el motivo de este retraso que condiciona el inicio de la temporada turística en la zona en condiciones se debe «a los informes desfavorables que Costas recibe de la Conselleria de Medi Ambient, desfavorable al considerar excesivo el número de sombrillas y hamacas». Monjo acusa a la Conselleria de «tirar la piedra y esconder la mano, no puede ser que nos exijan a los ayuntamientos poner salvamento en las playas, con un coste de doscientos mil euros, y luego pongan trabas para que podamos rentabilizar los servicios para sufragar la limpieza y los socorristas».
Las Administraciones supramunicipales se ciñen al protocolo establecido. La Demarcación de Costas señala que el informe de la Conselleria de Medi Ambient es preceptivo y no puede emitir la autorización sin él. Por su parte, la Conselleria de Medi Ambient i Territori recuerda que el organismo competente para estas autorizaciones es la Demarcación de Costas «que no está obligada a hacer caso a las prescripciones del Govern». En este sentido, añaden que se limitan a aplicar una orden aprobada en 2013 por el exconseller Biel Company.
El Ajuntament de Santa Margalida se queja del coste de mantener la playa después de dos veranos de pandemia. En 2020, un concurso para adjudicar los servicios de playa quedó desierto y el ganador del otro concurso renunció antes de comenzar la temporada. En 2021, el Ajuntament sacó los servicios a concurso por 450.000 euros, la mitad de su precio habitual.