Antonia Gomila, la abogada que consiguió que el Tribunal Supremo anulara en 2015 la licencia de construcción de Villa Cortina por su impacto visual, pelea ahora para anular la licencia de reforma integral que ha otorgado el Ajuntament de Pollença al hotel Formentor. En esta ocasión, representa a un propietario de un solar de la urbanización que lleva años luchando sin éxito para que le dejen construir un chalet en la urbanización. La letrada reprocha al Ajuntament de Pollença que siete años después de que el Supremo anulara la ordenación urbanística entonces vigente en el ámbito de Formentor, el Ajuntament «no ha llevado a cabo ninguna actuación de planeamiento en orden a procurar la urbanización de la zona de Formentor y las cesiones obligatorias».
Dice que el Consistorio «ha negado la posibilidad de otorgar licencias de obra nueva y de ampliación en el ámbito de Formentor a la espera de que se acometa la reordenación de la zona, la dotación de servicios y las cesiones obligatorias del suelo» a otros propietarios. En el recurso que Gomila registró el 29 de diciembre y que ha ampliado con posterioridad la abogada (que en su momento consiguió anular la licencia que el Ajuntament había otorgado a Alfonso Cortina para construir su chalet), acusa al Consistorio de incurrir en un fraude de ley con la concesión de la licencia de reforma integral del hotel. Entiende que otorgar la licencia condicionada por la previa cesión de las zonas verdes, aparcamientos y viales de la urbanización puede perjudicar a los pocos propietarios que disponen de solares sin edificar perpetuando el bloqueo urbanístico que vive Formentor desde hace décadas.
Gomila sostiene además que la parcela del hotel «no reúne la condición de solar y que no se pueden por ende otorgar licencias de la envergadura de la impugnada». También recuerda que «la edificación está fuera de ordenación, lo que determina que no puedan ser autorizadas obras que supongan un incremento del valor del edificio». Por último, la letrada sostiene que la licencia de reforma integral (la nueva propiedad ha demolido todo salvo los muros exteriores) «necesitaba la autorización de Patrimonio por el carácter emblemático de la edificación». Cabe recordar que, tal y como publicó Ultima Hora, el departamento insular de Patrimoni requirió el pasado mes de septiembre al Ajuntament que incluyera el hotel en su catálogo de bienes patrimoniales, pero para entonces la demolición ya estaba en una fase muy avanzada.