Un verano más las playas de Mallorca reciben visitantes inesperados. Si hace unas semanas aparecieron unas medusas gigantes en las costas andaluzas, ahora ha sonado la alarma por el avistamiento de la Rhizostoma Luteum en aguas de Baleares. Una bañista localizó uno de estos animales marinos mientras navegaba por es Trenc el pasado domingo por la tarde, pero no se trata de un caso aislado, ya que hace unos días encontraron una de unos 40 centímetros de diámetro en es Còdol Foradat, en Formentera.
El jefe de servicio de Recursos Marins de la Direcció General de Pesca del Govern, Antoni M. Grau, explica que esta especie «es una medusa característica del Atlántico y que esporádicamente puede ser vista en el Mediterráneo cuando es arrastrada por las corrientes marinas».
Lo más destacado de este tipo de medusas es sin duda su gran tamaño, ya que puede llegar a pesar hasta 40 kilogramos y tener una longitud total, incluyendo sus tentáculos, de hasta 2 metros. Aunque las localizadas en el litoral mallorquín no alcanzan estas dimensiones y se sitúan entre los 40 y 50 centímetros. «La costa de Mallorca que mira hacía África son muy vulnerables para las corrientes», explica el experto.
A pesar de su gran tamaño, la picadura de estas medusas no es peligrosa para la salud, aunque sí puede producir una pequeña urticaria o irritación. Grau recomienda que ante la presencia de este tipo de medusas, «lo más adecuado es dejarlas tranquilas y no sacarlas del agua».
La medusa gigante Rhizostoma Luteum se describió por primera vez en el siglo XIX, pero no fue hasta el año 2013 cuando un equipo de expertos de CSIC documentó de forma científica su existencia. «No se vio ninguna durante muchos años», señala Grau.
Es cierto que la presencia de medusas en las costas de Baleares es frecuente, aunque suelen ser bastante más pequeñas. La Pelagia noctiluca es la especie más abundante en aguas mallorquinas y a diferencia de las gigantes «es la medusa que más molesta, la que suele picar a los bañistas y la más abundante durante los meses de verano», explica Grau. Finalmente, los expertos también apuntan a que la influencia del cambio climático podría estar modificando la presencia de medusas en nuestro litoral, su acercamiento, volumen y tipología.