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Pandemia de coronavirus

Sóller, Muro y Lloseta se preparan para cerrar bares y realizar cribados masivos

Armengol se reunió este miércoles con el alcade de Sóller, Carlos Simarro, y todo su equipo de gobierno. | AINA BORRAS

| Palma |

Los municipios de Lloseta, Sóller y Muro siguen la estela de sa Pobla y tendrán que someterse a restricciones más severas que en el resto de Mallorca para doblar la curva de la COVID-19. El aumento de casos ha llevado a la Conselleria de Salut a ordenar el cierre del interior de bares y restaurantes, así como los locales de apuestas.

Además, los residentes y trabajadores que se desplazan a menudo a estos tres municipios serán llamados a participar en cribados masivos con el fin de detener las cadenas de contagios.

Reuniones de urgencia

La presidenta del Govern, Francina Armengol, se reunió este miércoles en Sóller con el equipo de gobierno municipal. Armengol recalcó que «las medidas extraordinarias las hemos limitado a bares y restaurantes - que solamente podrán atender clientes en las terrazas y patios interiores - pero es necesario que además toda la población adopte rigurosamente las medidas de protección, se reorganicen los actos públicos previstos y se eviten las reuniones privadas entre no convivientes, así como salir de forma innecesaria».

El alcalde, Carlos Simarro, avanzó que probablemente los cribados se realizarán en los polideportivos municipales de Sóller y del Port. Por su parte, la hostelería y la restauración recibieron la noticia con pesimismo. El presidente de la Asociación de Hoteleros, Lluís Rullan, lamentó que «la Policía Local no haya hecho caso de los incumplimientos flagrantes que se estaban haciendo en algunos establecimientos, mientras en los hoteles las medidas se han aplicado de forma rigurosa y ahora pagaremos las consecuencias». Por su parte Anaïs Perrotte, presidenta de la nueva asociación de restauradores del Valle, se mostró «indignada» negando que bares y restaurantes sea los focos de contagio que asegura el Govern.

En el bar Mavi de Muro las medidas fue el tema de conversación Fotos: L.O.

Muro y Lloseta, los siguientes

Por su parte, la consellera de Salut, Patricia Gómez se reunió con el alcalde de Muro, Toni Serra, para exponer la situación y preparar conjuntamente el dispositivo de cribado masivo. Las pruebas se realizarán en una nave que el empresario hotelero Tomeu Plomer ha puesto a disposición de las autoridades. «La franja de edad en la que se registran más casos es de 32 a 58 años, y las cifras no son alarmantes, pero vale más prevenir ahora para poder llegar a Navidad en mejores condiciones», apunta el alcalde. En Muro los casos se han multiplicado por cuatro en una semana, dejando una incidencia acumulada de 440 por cien mil habitantes.

En los bares de Muro, las nuevas restricciones eran ayer el principal tema de conversación. «Lo hacen para que no venga gente de sa Pobla a berenar», apuntaba el cliente del Bar Mavi, uno de los pocos que tiene la terraza acondicionada. La mayoría la tienen descubierta.

Acto seguido, la consellera Patricia Gómez, acompañada por la directora general de Salut, Maria Antònia Font, y el portavoz del comité autonómico del coronavirus, Javier Arranz, se dirigieron a Lloseta para reunirse con el alcalde, Txema Muñoz. En Lloseta la franja de edad con más positivos está entre 40 y 61 años, con una preocupante incidencia acumulada a 14 días de 651 casos por cien mil habitantes. «Seguramente haremos los cribados en el centro cultural Sa Mina; y daremos facilidades para ampliar terrazas, pero muchos locales no la tienen y además, ¿quién va a querer estar fuera con este frío?», apunta Muñoz.En Lloseta actualmente hay dos bares cerrados por cuarentena. El Bar Bestard, que tuvo que hacer el confinamiento hace unos meses, no sabe si cerrará mientras duren estas medidas, en principio en vigor hasta el 21 de diciembre. «Nos quedan unas 10 mesas en el exterior y hace frío; aquí trabajamos siete autónomos y otros tantos empleados que ya habíamos sacado del Erte, no sabemos si nos compensará abrir», apunta Biel Cifre, uno de los socios del negocio, mientras los clientes apuraban sus últimas cervezas en el interior.

A los clientes del bar Bestard de Lloseta la noticia les pilló por sorpresa.
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