Litros y litros de pintura en graffitis cubren las antiguas instalaciones militares de Cala Figuera, en Calvià. Ese vandalismo afecta profundamente a este lugar donde los protagonistas son la naturaleza y el bellísimo paisaje que se puede contemplar en el entorno. Los numerosos senderistas y excursionistas así como antiguos reclutas que prestaron servicio en la base se muestran disgustados y entristecidos ante la gran degradación que ahora suponen estas pinturas que están fuera de lugar, ensucian y se encuentran en un número excesivo.
A los incívicos pintores no les resulta suficiente ensuciar los paneles separadores y muros de contención de la cercana autopista, sino que ya se adentran en cualquier lugar alejado de esas zonas para estropearlo, ya se trate de rocas, árboles, monumentos o simples paredes.
Degradación
La zona de Cala Figuera y Rafeubeig se ha conservado gracias a que es propiedad del Ministerio de Defensa. A pesar de que está prohibido entrar, como lo advierte una señal, hay cientos de visitas cada día al lugar. Los edificios militares no están protegidos como Patrimonio por lo cual algunas voces ya proponen su demolición para eliminar así el estado de degradación.