Varios inversores han manifestado en las últimas semanas al alcalde Miquel Àngel March y al regidor de Urbanismo de Pollença, Bartomeu Cifre Bennàssar, su intención de adquirir la vieja fábrica de tapices de Can Morató siempre que se autorice un uso diferente al industrial que facilite la viabilidad económica de su rehabilitación.
Así lo confirmó la semana pasada el alcalde March, que explicó que han recibido diferentes consultas que plantean un uso hotelero o cultural. No obstante, March dejó claro que la definición del uso queda en manos del Consell de Mallorca, dado que se trata de un bien catalogado. «Al ser un bien catalogado la última palabra la tiene el Consell de Mallorca, pero para nosotros la prioridad es la conservación del edificio», dijo.
March explicó que la fábrica está a la venta por 2,3 millones de euros. La familia Morató, propietaria del inmueble, ha intentado sin éxito en diferentes ocasiones durante la última década que el Consistorio le comprara el complejo.
El alcalde cree que la limpieza reciente de los jardines y la fachada puede haber contribuido a despertar el interés de los inversores. «Nos gustaría que se rehabilitara y se le diera un uso digno a este edificio singular, preferiblemente un uso que permita que la gente lo disfrute», dice el regidor de Urbanismo, Bartomeu Cifre.