Lloseta hace como los demás pueblos vecinos y, desde el uno de enero, ha quitado los contenedores ubicados en rústico. Esta medida tiene el objetivo de combatir el llamado ‘turismo de residuos', concepto que se refiere a la práctica de dejar la basura no reciclable en un municipio distinto al de residencia para evitar gastos (es el caso de Binissalem o Esporles, donde cada bolsa de basura vale un euro) o sencillamente por comodidad.
Según un estudio del Ajuntament, los llosetins pagan un 50 por ciento más de lo que deberían por la incineración de basura. Se sospecha que este 50 por ciento son bolsas de basura que gente de otros pueblos deja en el municipio. Prescindiendo de los contenedores, en adelante evitarán este ‘turismo'.
La supresión de contenedores está acompañada de una reforma del Punt Verd, que estará abierto 24 horas, y de varias medidas para fomentar el reciclaje. Esta política, en su conjunto, permite al Ajuntament bajar la tasa de basura, que en 2016 será de 125 euros en rústico y de 150 en urbano. Hasta la fecha pagaban 166 euros en ambos casos.
Por otra parte, el Ajuntament estudia ahora la posibilidad de municipalizar la recogida de basura, un servicio que ejercía la Mancomunitat del Raiguer. Dependerá de si sale a cuenta o no. La concesión del servicio mancomunado debe finalizar en mayo.