Es una de las últimas piezas que faltan por desgranar y conocer dentro del mapa de barriadas del casco antiguo de Palma. Recibe el nombre del emblemático Convent de La Missió, que data del siglo XVII, y se extiende por un entramado de calles con desnivel que muestran un paisaje variado en el que tradición, modernidad y una importante riqueza patrimonial que queda plasmada en iglesias, edificios y lugares emblemáticos dentro del plano patrimonial de Palma.
Pero dentro de esa imagen mixta, un fenómeno que comparten buena parte del centro de Palma también deja su huella en La Missió. La gentrificación, la ‘expulsión’ de los residentes locales y la llegada de nuevos perfiles de vecinos, el grueso desde otros países, altera la postal tradicional del barrio, donde se echa de menos a los niños y niñas jugando por sus calles, en las que establecimientos de todo tipo que han formado parte del día a día bajan la persiana y dejan paso a otros especializados y orientados hacia esos recién llegados.

El turismo no pasa de largo de La Missió, donde hoteles, restaurantes y establecimientos de ocio de alto nivel comparecen, de la misma manera que en La Rambla, los tradicionales puestos de flores o numismática deben compartir espacio con las terrazas de los bares, que se convierten para los vecinos en un obsctáculo más que incomoda y altera la imagen que tienen los vecinos de toda la vida.
Movilidad
La complejidad del callejero de la barriada de La Missió hace que sea necesario regular la circulación y el tráfico con zonas ACIRE con las que frenar a quienes intenten ocupar un espacio acotado y limitado a los residentes.
A nivel de transportes, las frecuencias y líneas de la EMT que pasan por la Rambla y en la parte posterior, próxima a la Plaça Espanya, siendo buena parte del espacio restringido y con calles estrechas que dificultan la circulación de vehículos.
El servicio de limpieza está presente de forma activa, con puntos de recogida y personal de Emaya desplazado por una zona en la que el tráfico de turistas resulta importante y constante en algunos de sus tramos, como puede ser la citada Rambla o la calle Sant Miquel, arteria comercial y social del centro de Ciutat.
Al margen de la cada vez más relevante oferta hotelera y de restauración, la existencia en sus calles y edificios del alquiler turístico es otro de los puntos en común que comparte La Missió con otros barrios del casco antiguo. No tanto lo es el incivismo, presente en algunos puntos escondidos pero en menor cantidad respecto a otros puntos.
Patrimonio
Pero si por algo destaca La Missió es por su enorme riqueza patrimonial. El Convent de La Missió es uno de los grandes activos, de la misma manera que el de Santa Teresa de Jesús (Carmelitas Descalzas), sin dejar de lado la iglesia parroquial de Sant Miquel, una de las más importantes e históricas de toda la ciudad, junto a la de Santa Catalina de Siena, entre otras.
Edificios emblemáticos como Can Ques o Can Massanet y lugares como la Rambla, con todo lo que se rodea, sin dejar de lado el Teatre Principal, son otros de los iconos que se enmarcan dentro de ese radio de acción en el que las infraestructuras educativas no faltan aunque sí espacios familiares.
En su interior es donde se esconde lo original, lo que queda de La Missió, con algunos comercios que resisten el empuje de los nuevos negocios, la escoleta o bares con solera que se pueden contar ya con los dedos de las manos, especialmente en la zona del Carmen, donde el remozado edificio de la Seguridad Social se levanta inmenso, aunque actualmente en reformas, como un hito y lugar de referencia durante años para muchos palmesanos y mallorquines, con el centro de salud allí instalado.
Disfruten del parque temático y del circo que habéis contribuido a crear a través de vuestros votos e inacción constante ante todos los atropellos políticos del bipartidismo de siempre.