La locura se ha desatado este mediodía en Son Castelló. Un bazar chino ha decidido regalar todo su género y la noticia ha corrido por las redes sociales como la pólvora. El boca a boca rápidamente ha provocado un importante colapso circulatorio en la Gran Vía Asima. La Policía Local ha tenido que desplazarse hasta el lugar para regular el tráfico, ante la presencia de colas de coches y furgonetas en doble fila con personas dispuestas a arrasar con el stock.
El aviso a la Policía se ha producido a las 12.30 horas. El local es una gran nave que vendía al por mayor, en la Vía Asima número 5, junto al Restaurante Wok. Según los agentes, al parecer el establecimiento cierra sus puertas y por eso ha decidido regalar todos sus productos. A las 16.20 horas el local ya estaba cerrado y el tráfico normalizado.
Empleados del Polígono se han acercado a aprovechar la oportunidad. «Lo hemos visto por Instagram, decían que una nave liquidaba todo. Nos hemos acercado y era un desastre, hemos llegado tarde. Sólo nos hemos llevado unos palitos de incienso. Estaba todo destrozado», comenta una trabajadora de la zona.
Esta persona explica que la gente estaba «histérica por coger todo lo que podía» mientras que algunos grupos estaban llevándose cajas enteras en carritos de supermercado y furgonetas de forma organizada. «Algunos se quedaban dentro, en una zona en la que no dejaban que nadie tocara las cajas, e iban sacando todo». Incluso se han vivido momentos de tensión por un malentendido entre algunos de los presentes, pero en general «la gente iba a su bola». «Parecía una especie de amanecer zombi combinado con un síndrome colectivo de Diógenes», ironiza otro testigo.
Las imágenes muestran los palés y cajas de cartón desperdigados sin ton ni son, productos esparcidos por el suelo y personas rebuscando aquí y allá, algunas acompañadas de niños. Los clientes que han acudido a la nave sólo han identificado como responsable del negocio a una mujer sentada tras el mostrador: «Dejaba entrar a todo el mundo y decía que sólo hoy». «Es una pena porque ha quedado todo destrozado. Te da qué pensar, ¿por qué han preferido regalarlo a venderlo a otras naves?», comenta una de las personas que han pasado por el local.