Es difícil pasear por las inmediaciones del bosque de Bellver en sa Teulera sin encontrar basuras allá donde se mire. Los residuos proliferan en esta zona de Palma apartada, poco iluminada y sin vigilancia, un cóctel que invita al incivismo. «Es un auténtico vertedero», es el comentario que traslada más de un vecino. Todos insisten en otra idea: no es un problema nuevo, pero se ha enquistado.
En este punto de la ciudad, rodeado de terreno sin construir, la calle que se adentra en la zona verde ni siquiera tiene nombre propio. En el Disseminat 2201 de sa Teulera, que discurre por detrás del parque de bomberos, los únicos puntos de interés son un club de pádel y otro de tenis, hasta enlazar con la rotonda junto a la vía de cintura. Es una calzada provista de aceras y farolas, con vegetación a ambos lados. Allí donde termina el hormigón y empieza el bosque, cuesta dar con un tramo que no esté salpicado de plásticos, latas, pañuelos de papel o ropa vieja. Y si uno se adentra un poco en un camino de tierra que parte de una verja rota, se topa con elementos más voluminosos, como los restos de un bidé, neumáticos o un sucio colchón.
«Es una lástima. Es una zona muy bonita de Palma, un pulmón verde», expresa un padre que espera para recoger a su hijo en la academia de tenis. Los vecinos coinciden en señalar como uno de los principales problemas el vertido de escombros de obra, que se ha generalizado. «Las empresas saben que aquí no hay vigilancia y vienen para ahorrarse los costes de Mac Insular. Emaya lo suele limpiar rápidamente», cuenta una usuaria del Pins Padel Club. Los gestores de este centro deportivo han ido presentando denuncias por la aparición de sacas con materiales de construcción. «Cada dos o tres días envío correos a Emaya», dice un responsable del local deportivo. Pero la policía les indica que no hay mucho que hacer porque es muy difícil identificar a los infractores.
A principios de septiembre, la Policía Local pudo actuar contra uno de estos casos, pero fue porque un ciudadano alertó en el momento en el que ocurría y los agentes pudieron cazar in fraganti al autor. Se trataba de un trabajador de 54 años que manifestó a los agentes que sus jefes le habían ordenado dejar ahí el material. Supuestamente le habían indicado que otra empresa se encargaría de recogerlo. Fue denunciado y se le obligó a retirar los escombros.
Además, todos los consultados resaltan que no sólo quienes quieren deshacerse de residuos de obra recurren a sa Teulera: en la calzada del Disseminat se pueden ver todavía los restos negruzcos de un coche quemado, y, según los vecinos, no ha sido el primer incendio de este tipo.
Botellones
Además de los escombros, el lugar está poblado de restos de botellones. Pero otros residuos se achacan al cruising. Esta práctica sexual, que consiste en mantener relaciones en lugares públicos (normalmente con desconocidos), hace muchos años que está instalada en la zona. En una página web temática se promociona el Disseminat de sa Teulera como un punto ideal para esta actividad, apelando precisamente a sus carencias en iluminación. La publicación acumula más de 7.000 comentarios de interesados. «Si alguien se decide a bajar del coche, entre la caseta contador de electricidad que aún tiene luz y el callejón que baja a la rotonda sin salida, hay un pinar bastante interesante. Si véis coches parados ahí al lado… no seáis perezosos», recoge el portal. La caseta a la que se alude es fácil de encontrar y una visita permite comprobar que, en efecto, es un punto relativamente concurrido, a pesar de que esté rodeado de basuras y malos olores. Los participantes (generalmente hombres) se van a la parte de atrás de la construcción, en pareja o en grupos más grandes. Al salir, cada uno se sube a su vehículo y se marcha por su cuenta. También es muy frecuente ver personas esperando en coches estacionados en medio de la nada. Entre ellos, algunos taxis.
Lo que ocurre en este punto no es ningún secreto para los vecinos, aunque las opiniones sobre esta actividad son variadas. Algunos apuntan que, en general, «los del cruising suelen ser discretos» y buscan intimidad en espacios alejados. Otros vecinos afirman que «hay quien le gusta que le miren» y refieren que han tenido alguna vez enfrentamientos verbales, sobre todo si el cruising se desarrollaba cerca de los centros deportivos, ya que allí suele haber menores. Algunos vecinos reconocen que han variado sus rutas al sacar a pasear a sus perros para evitar encontrarlo.
En cualquier caso, sí hay unanimidad en las quejas por la suciedad asociada a la práctica: «En sí ellos no molestan, que hagan lo que quieran. Pero utilizan toallitas y toda la zona está llena», dicen los residentes. En el suelo se descubren preservativos usados además de otros indicios de la actividad sexual. Además, en el club de pádel añaden que, al parecer, hay quien quiere asegurar que la zona siga siendo un punto oscuro: «Levantan las tapas de las farolas para cortar los cables. Ha habido que repararlas varias veces».
En conjunto, los vecinos de sa Teulera demandan que el Ajuntament de Palma no abandone la zona al descontrol y sea contundente contra los incívicos. Los residentes proponen instalar cámaras y señalización avisando de su existencia, así como más patrullaje.