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Choque de intereses por la decisión de Cort de ampliar las terrazas en Palma

Restauradores satisfechos y vecinos devastados; los efectos de la decisión del consistorio palmesano son antagónicos

Las terrazas ocupan numerosas plazas céntricas y suponen un gran conflicto entre vecinos, Ajuntament de Palma y restauradores. | Jaume Morey

| Palma |

El centro de Palma está dividido y, en este caso, hasta en tres partes. Un tridente social de ideas diversas y efectos provocados por la última decisión de Cort de ampliar algunas terrazas del centro de Ciutat. El consistorio es la primera punta. Aseguran que se trataba de un pequeña modificación que debían hacer y que serviría para devolver a los restauradores parte de lo que se les quitó en etapas anteriores. La otra punta son los vecinos, no logran entender como, en mitad de un debate por la masificación turística, se fomenta una ampliación así cuando ya sufren ruidos e incivismo desde hace años. El tercer elemento, los restauradores. El sector respira aliviado y agradecido aunque creen que incluso podrían contar con un poco más de espacio. Un conflicto muy difícil de solucionar en el que cada uno 'diu la seva'.

Una pesada losa sobre los vecinos de Llotja-Born

Tienen tantos adjetivos para tratar de explicar su situación que no pueden quedarse sólo con uno. Decepcionados. Enfadados. Tristes. Frustrados. Sorprendidos. Engañados. En pie de guerra. Agotados. Los vecinos afectados no logran entender cómo se ha tomado la decisión de ampliar las terrazas sin contar con su opinión o, según explican, al menos tener en cuenta una reivindicación que lleva años en boga. «¿Cuánto vale mi salud, la de mi familia y la de todos los vecinos que ya se han marchado?», clama Feli Marcos, miembro de la junta directiva de la asociación de vecinos de la zona centro. Vive en pleno Antoni Maura y, según ella misma explica, «he tenido que salir de Mallorca para reponerme y coger fuerzas para afrontar todo esto, cada día se publica una nueva agresión al barrio y a los vecinos». Cree firmemente que la ampliación sólo agravará el problema que sufren desde hace años. Manifiesta que algo tan cotidiano como dormir y vivir tranquilo es algo imposible para los que viven allí. «Ningún gobierno ha tenido la intención de solucionar nuestros problemas, ya no sólo el desaparecer de los barrios y de su identidad, sino el problema de salud pública que sufrimos».

Feli explica que tras trabajar en un expediente que define la zona como de especial protección, un proceso «minucioso, agotador y costoso que tenía como objetivo proteger derechos fundamentales», no puede asimilar que se haga esto. «No se puede vivir sin dormir, el ruido es algo que se utiliza incluso como tortura, eso es lo que nos están haciendo. Pagamos una contribución por el lugar en el que vivimos y no nos dejan vivir. Esto es una zona residencial aunque se empeñen en creer que es una zona turística», aclara. Feli considera que es el propio Ayuntamiento quien debería defenderles aunque siente una gran decepción política porque «no se corresponden los hechos con las palabras.

Es una situación escandalosa que nos quita el sueño y que no estamos dispuestos a tolerar». Anuncian que recurrirán a los niveles más altos de la ley «si es necesario». Lamenta que se les trate como si fueran «hipersensibles», que se «favorezca» a los empresarios en vez de a los vecinos y que no se respete la cultura o arquitectura de los edificios de la zona «plagados de carteles y anuncios sobre fachadas de arquitectos famosos». Argumenta que el Tribunal Supremo determinó que el derecho de poder dormir y estar tranquilos prevalecía sobre otros. «Siento impotencia. Lucharemos con uñas y dientes hasta el final».

Decepción e incredulidad en el Banc de l'Oli

En esta pequeña y bella plaza en pleno casco histórico de Palma, los problemas de ruido e incivismo colean desde hace ya tiempo. Los vecinos han comunicado al Ayuntamiento, en numerosas ocasiones, el comportamiento de los clientes que salen de los establecimientos de madrugada. Aunque lo peor, según explican, es que tan sólo un mes antes de la decisión de Cort de ampliar las terrazas, «nos reunimos con un técnico y le contamos todo lo que nos ocurría. Se mostró solícito y a nuestra disposición. Quiso conocer nuestra problemática y la compartimos con él. Hicimos una lista y se la enviamos el pasado 16 de mayo. No nos hizo ni la más mínima mención de que tenían pensado modificar el plan. Esto no tiene nombre», explica incrédulo Joan Bover, presidente de la asociación vecinal. Asegura que en la plaza llegan a reunirse hasta 40 personas en plena madrugada, «mean en las fachadas y hasta cogen naranjas de los árboles para lanzarlas contra los portales»; unos comportamientos que los vecinos han logrado grabar en vídeo en numerosas ocasiones.

Defiende que consultar a los vecinos este tipo de acciones es «una cuestión de lógica y convivencia». Algo que también argumenta otra de las vecinas afectadas, Lluïsa Coves. Ella explica que, en esta modificación, no se ha tenido en cuenta la convivencia vecinal y que, además de ampliar las terrazas, se permitirán elementos como sombrillas o estufas. «No se verá la plaza. Sólo se verán terrazas», cuenta apenada. «Ya sufrimos todo esto desde hace más de tres años y ahora encima suman una terraza más. El ruido es insoportable», afirma.

Estas son las diferencias entre el Plan Zonal del 2020 y el actual:

En el Plan zonal inicial (2020) se contemplaban tres terrazas con sólo mesas y sillas para garantizar la convivencia con los vecinos.
Los cambios del Plan Zonal actual (2024) permiten una terraza más, incorporan nuevos elementos como sombrillas, estufas, jardineras o mamparas y no se especifican cuestiones sobre convivencia vecinal.

Un desahogo para los restauradores

El sector acoge la decisión del Ajuntament de Palma con los brazos abiertos. Consideran que, a pesar de que el espacio que les concede ahora Cort no es el de antes, si les «da un poco de vida», según explica el presidente de Restauración CAEB, Alfonso Robledo. Argumentan que la decisión es coherente y que los vecinos también disfrutan de los bares: «bajan y son nuestros clientes. Lo que hay que hacer es no molestar y una o dos mesas más no lo va a hacer».

Los restauradores celebran la decisión del Ajuntament de Palma y se muestran agradecidos: «En la anterior legislatura hubo un abusivo recorte del espacio muy agresivo, era muy exagerado y no había ningún motivo porque había espacio suficiente para pasar»; recuerda Robledo.

La apuesta del Ajuntament de Palma

El consistorio defiende que la ampliación se produce sólo en algunas de las terrazas y que se trata de un «aumento suave». El permiso otorgado ya se ha publicado en el Boletín Oficial de les Illes Balears (BOIB) pero tal y como explica el teniente de alcalde de Turisme, Cultura, Esports i Restauració, Javier Bonet «en los decretos se dan nuevas terrazas o se quitan de forma continua durante todo el año. Y no todas las que se han decretado ahora son nuevas». Respecto a la ampliación de las dos zonas más polémicas, Banc de l'Oli y Llotja, la argumentación pasa por, en el caso del Banc de l'Oli, la existencia de cuatro negocios que pedían la ampliación. A todos se les había otorgado excepto a uno al que se le negó varios años. Finalmente, tras la modificación de la zona en 2020, Cort ha decidido permitir a ese cuarto establecimiento tener los mismos metros que los demás.

En el caso de Plaza Drassana, Cort defiende que los propietarios demostraron con fotos antiguas haber tenido terraza en el pasado, se les había denegado en la legislatura anterior pero «los responsables han hecho una inversión y es justo que se les conceda una terraza que se instalará justo en una esquina que está ocupada por motos». En el caso de la Llotja «se trata de dos mesas más por cada restaurante». Una petición que, además, relacionan con los pleitos aún pendientes por la reducción que se produjo en la etapa anterior, por la que se calcula que la indemnización a los empresarios afectados podría rebasar los cuatro millones de euros.

Llegar a un acuerdo entre las tres partes no parece una misión sencilla y ninguno ha dado aún un paso atrás. El permiso ya se ha autorizado y la colocación de los nuevos elementos para ocupar más metros, ya está en marcha.

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