En la Playa de Palma los propios turistas alemanes han comenzado a comprar pequeños apartamentos para alquilarlo a sus compatriotas. Sortean así la oferta cada vez de más calidad de la planta hotelera de la zona, que ha llevado a cabo importantes reformas, elevando la categoría de los hoteles a cuatro y cinco estrellas.
Pese al esfuerzo empresarial, «siguen abiertos hostales muy antiguos en mal estado a precios muy bajos y hay muchísimo alquiler turístico encubierto», denuncia Alain Carbonell, presidente de la Associació de Veïns de Platja de Palma.
Es más, la compra de viejas pensiones de la zona se ha convertido en un negocio redondo: «Como ya no se puede hacer nada con estos inmuebles, un fondo de inversión se hace con ellos y luego se lo vende a los alemanes, que a su vez lo destinan a alquiler turístico. Al final, todo el mundo está dejando caer la zona y cuando se haya degradado del todo, se gentrificará», lamenta Carbonell.
El presidente de la entidad vecinal denuncia que «todo este turismo vacacional ilegal no está declarado y además, no paga ecotasa. Alquilan coches que luego saturan las carreteras. En cinco años ha habido un gran cambio en la zona y creo que aquí pasará lo mismo que en el antiguo Barrio Chino, en la zona de la Catedral o Tarazanas. Se deja caer hasta su completa degradación y empiezan las operaciones inmobiliarias especulativas».