Miquel Rosselló acaba de publicar la tesis ‘Ciudad turistificada y segregación residencial', centrándose en el municipio de Palma. Y las conclusiones que extrae no son muy halagüeñas. «El turismo de baja calidad conlleva a que los vecinos sean más vulnerables, mientras que el de alta calidad «se decanta por segundas residencias lo que encarece la vida de los residentes y además, les expulsa porque el suelo y la vivienda se convierte en un bien especulador», advierte Rosselló.
El investigador es licenciado en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y acaba de terminar un máster en Estudios Urbanos y Metropolitanos del Instituto Metrópolis.
Rosselló ha analizado las diferentes olas de turismo que afectan a la ciudad y advierte que «en la cuarta ola, el boom del turismo posmoderno, se centra en el bungalow y en playas pequeñas y calas con bucólicas puestas de sol, como el anuncio de Estrella Damm». Atrás quedan los tiempos del primer boom, en el que los turistas se quedaban en destinos turísticos, hoy maduros, como el Arenal o Magaluf. Después se expandió «por el centro de Palma y ahora va hacia los pueblos de la Serra. La especulación en torno a donde no había turistificación se expande de manera brutal».
Lo dice con conocimiento de causa ya que es del Port de Pollença y ahora mismo reside en Barcelona «porque ni yo ni ninguno de mis amigos de la misma generación nos podemos permitir una casa propia. Esta es la consecuencia de un modelo económico que ha imperado en mi pueblo», donde el alquiler turístico predomina y ha terminado por quitar la oportunidad de que las nuevas generaciones puedan vivir en su lugar de nacimiento.
En Palma, mientras tanto, afecta a los residentes del Arenal, donde «hay una población más vulnerable y no hay ni un supermercado abierto porque es un núcleo fantasma en invierno. Y llevan años pidiendo la reforma de la Plaça dels Nins, que lleva años que se va postergando».
Mientras tanto, en las zonas donde el turismo se va introduciendo, la vivienda pasa a ser un bien de especulación, advierte. «Ya pasó en el centro y ahora se está acelerando en el Eixample», afirma.
Sin embargo, el investigador concluye que «ni en los barrios de Palma con las rentas más altas ni en los barrios más vulnerables ha turistificación. Hablamos de Camp Redó o Son Gotleu, pero también en Jaume III».
Rosselló apuesta por «frenar los procesos de expulsión de los vecinos. Sale más rentable alquiler al extranjero que a un residente». Esta dinámica ha hecho que los precios de la vivienda en el municipio se hayan disparado en los últimos años, por lo que cada vez más familias, alcanzando a la clase media, se ven obligadas a buscar medidas desesperadas. «Pensamos que el barraquismo ha desaparecido y no es así: ahora se esconden en los sótanos de Palma. Esta es la población invisible», advierte.
La solución cree que está en «actual sobre los efectos turísticos, es decir, la expulsión de los residentes o la vulnerabilización y el abandono de zonas como Platja de Palma o Magaluf». Y apuesta por potenciar los barrios «para intentar apoyar al comercio local, además de poner un tope a los precios y una limitación de la compra de segundas residencias a no residentes».