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HISTORIA

Callejero curioso: El origen del nombre de 7 calles de Palma

Naufragios, triángulos amorosos y una mano expuesta al público un siglo son algunas de las historias que esconden los rincones de Ciutat

La calle de la Torre de l’Amor tiene su origen en una historia de celos entre judíos. | Francisco Ubilla

| Palma |

Las calles de Palma han albergado infinitas historias a lo largo de los siglos. Algunas de ellas sobrevivieron al paso del tiempo y les dan nombre. En esta ocasión traemos siete que evocan el pasado de una ciudad en constante cambio. En el tintero quedan las calles Infant Pagà, Passatemps de Son Sardina cuyo origen se desconoce o la de Fortunio Bonanova, actor mallorquín que hizo fortuna en la época dorada de Hollywood y formó parte del elenco de Ciudadano Kane, una de las películas más influyentes de la historia. El Bonus Track es para la Rambla de los Duques de Palma, retirada por el Ajuntament tras estallar el ‘caso Nóos' y salir los mails del duque ‘emPalmado'. Este reportaje bebe de los libros Palma, ciutat de llegenda de Gaspar Valero y Els carrers de Palma de Gabriel Bibiloni.

Carrer Neula, un malentendido centanario

«Prepárate, vas a morir. ¡Fuego!», fueron las últimas palabras que escuchó el general Prim, presi- dente del Consejo de Ministros de España, antes de ser tiroteado por los ocho terroristas que asaltaron el carruaje en el que viajaba una nevada noche de 1870. Prim moriría finalmente tres días después. En su honor, cinco años más tarde, el Ajuntament instauró la calle del Barquillo, nombre de una de las vías en las que se perpetró el magnicidio. Inexplicablemente, en 1989 se tradujo al catalán como carrer de la Neula, a pesar de conocerse que su origen viene de la tradición castiza del pequeño barco con el que la marquesa de Nieves se entretenía en el estanque de su finca de la parte alta de esta calle de Madrid. Este nombre ha permanecido hasta la actualidad en Ciutat durante más de cien años.

Carrer de Uetam, llonguet en el olimpo operístico

Mucha gente desconoce que el palmesano Francesc Mateu Nicolau fue uno de los mejores cantantes de ópera del siglo XIX. Conocido como Uetam, su apelli-do alrevés, es según muchos, el gran bajo de su época. Mateu actuó nueve temporadas en la Rusia imperial y llegó a cartearse con el mismísimo zar Alejandro II, gran admirador suyo. El cantante mallorquín, de poderosa voz y gran presencia escénica, cimentó sus más de 30 años de carrera con obras como El barbero de Sevilla de Rossini o Fausto de Goudonot.

Carrer de Port de Cariño, naufragio en Galicia

Eran las 3 de la madrugada del 9 de febrero de 1918 cuando un barco de vapor mallorquín de nombre Miramar naufragó cerca del cabo Ortegal, en Galicia. Un total de 10 personas (entre ellas el capitán de la embarcación) fallecieron en el trágico suceso pero los otros 30 tripulantes consiguieron sobrevivir al ser rescatados por los pescadores del puerto de Cariño, una pequeña aldea en la que actualmente están censadas casi 3.700 personas. En 1930 el Ajuntament de Palma le dedicó una calle en agradecimiento por la hazaña realizada por sus habitantes a lo que el pueblo gallego correspondió imponiendo las calles de Palma de Mallorca y Miramar a dos de sus vías.

Carrer de Nuredduna, un sacrificio de leyenda

En La deixa del geni grec, el épico poema de Miquel Costa i Llobera, un joven poeta llamado Melesigeni es capturado por las tribus locales poco tiempo después de desembarcar junto a sus compañeros cerca del Port de Pollença. Los rehenes son condenados a ser sacrificados en el conjunto de talaiots de Ses Païsses, en Artà. La sacerdotisa Nuredduna, enamorada de Melesigeni, traiciona a su pueblo y libera a los presos, lo que finalmente le acabará costando la vida. Como curiosidad, una roca del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter lleva desde 1997 el nombre de Nuredduna y una escultura de la sibil·la recuerda la historia en el Passeig Marítim.

Carrer de Port Fangós, el cerdo que no era tal

Durante más de un siglo, los palmesanos conocieron este callejón situado entre las calles Sant Nicolau y Paraires con el nombre de Porc Fangós. Poco pareció importarles a los ‘llonguets' de la época un nombre tan poco refinado. Más tarde, la vía pasó a llamarse calle del Cerdo aunque el historiador José María Quadrado intentó refinarlo sin éxito con el apelativo de calle del Gallo. Cual fue la sorpresa de los vecinos de Ciutat que el 1 de mayo de 1941 se descubrió que el verdadero nombre de esta calle no era ‘del porc fangós' sino ‘del port' y fue repuesto el nombre original con el que se conoce actualmente.

Carrer de sa Mà des moro, una condena ejemplar

El sacerdote Martí Mascort fue asesinado a manos de un criado de origen árabe en una casa del Casc Antic de Palma en el año 1731. Tras ser detenido, el cuerpo del autor del crimen fue arrastrado a lo largo de varios metros y, posteriormente, ejecutado. A continuación, su cuerpo fue quemado. Lo más macabro de esta historia es que la mano derecha del verdugo fue seccionada y colocada en una
jaula donde fue expuesta durante más de un siglo en la fachada de la casa de la víctima, situada en el actual carrer Montenegro, cerca de la plaça de Cort. El arxiduque Lluís Salvador dejó constancia por escrito de que en 1880 ahí solo quedaba la jaula. Se desconoce el destino que sufrió la mano después de desaparecer del lugar en el que había permanecido durante más de un siglo a la vista de todos.

Carrer de Torre de l'amor, triángulo de amor judío

Barrio de sa Calatrava, siglo XIV, Palma. Cuenta la leyenda que Mossé Faquim, un adinerado judío estaba enamorado de la mujer de un vecino y rival llamado Magaluf Natjar. Era tal la obsesión de Faquim que, tras conseguir mantener relaciones con su deseada, mandó construir en su casa de Es Call una torre de varios metros de alto con la intención de poder contemplar a su amada junto a amigos y cristianos influyentes de la ciudad con los que realizaba negocios. Lo que hoy en día sería llamado un voyeur. Natjar, harto de tamaña humillación, protestó al mismísimo rey y consiguió que el monarca ordenara reducir doce palmos el tamaño de la atalaya. El caso escandalizó a la sociedad de la época que bautizó la edificación con un nombre que ha llegado a nuestros días.

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