Nuevo capítulo en el descubrimiento de restos arqueológicos de Palma. Tras el socavón de Avenidas y el desentierro de parte de un baluarte del contrafuerte renacentista, este martes las obras de Plaça d'Espanya han sacado a relucir nuevos vestigios históricos de las murallas de Ciutat. Según ha informado la regidora de Infraestructures del Ajuntament, Angélica Pastor, se trata de partes, hasta ahora bajo tierra, de la famosa Porta Pintada, el origen de lo que hoy es uno de los centros neurálgicos de la ciudad: la Plaça d'Espanya.
Pese a que bajo el mismo nombre, la plaza de la Porta Pintada ahora poco tiene de plaza, relegada a mero lugar de paso entre Plaça d'Espanya y las calles dels Oms y de Sant Miquel. En su tiempo de esplendor, se extendía, en forma de búmeran, entre el carrer dels Oms y el carrer dels Caputxins y se popularizó con el nombre de la puerta que al lado se encontraba, la Porta Pintada, una de las entradas más importantes y antiguas de las murallas de Palma.
Construida por los musulmanes, en 1229 las tropas de Jaume I la atravesaron para conquistar Ciutat. Aunque desde finales del siglo XIII se la bautizó como Porta de Santa Margalida, por su proximidad al convento homónimo, las pintadas de unas cruces rojas sobre las piedras la popularizaron como la Porta Pintada. Ha sido este el nombre que ha trascendido a lo largo de los siglos, si bien también se la llegó a llamar Porta de l'Esvaïdor y Porta de la Conquesta. Según recoge Gabriel Bibiloni en Els carrers de Palma (2013), estaba constituida por arcos de medio punto, con un escudo del reino de Mallorca en la parte superior de la fachada exterior y, en la inferior, lucía una lápida con los nombres de las autoridades del momento.«Frente a ella se extendía un puente de arcos, que atravesaba un valle y era el punto de partida de los caminos de Sóller, Valldemossa y de la Real y Esporles», detalla el libro.
La puerta formó parte del paisaje urbano de Palma hasta que en 1902, hace solo 121 años, fue derribada, pese a estar reconocida como monumento nacional. Sí se conserva parte del bastión adyacente, en el que se guardaba el polvorín, datado de 1544. Los restos se pueden observar a través de la cristalera del carrer de Sant Miquel, a la altura del número 66.
...Y nació Plaça d'Espanya
El lugar de alrededor de la Porta de Santa Margalida, popularmente, Porta Pintada, adquirió este último nombre desde principios del siglo XVII. Sin embargo, en 1892, el Ayuntamiento la rebautizó como plaza de Juanot Colom. Tras el derribo de la puerta y las murallas en 1902, quedó abierta frente a la Porta Pintada una gran explanada, que fue urbanizándose con la implantación del Plan Calvet, obra del ingeniero Bernat Calvet, en un espacio rectangular, frente a la estación de tren, inaugurada en 1875 y de estilo modernista. Aquel lugar improvisado recibió provisionalmente el nombre de «P i Q» y sobre 1914 se la nombró oficialmente plaza de Eusebi Estada, considerándola ya un sitio independiente a la Porta Pintada. Para dotarla de ornamento y personalidad, en 1927 se inauguró en su centro la estatua ecuestre de Jaume I, obra de Enric Clarassó. La figura se eregía sobre un zócalo, aparentemente de piedra, que no es más que un trozo de las murallas que rodeaban Palma y derribaron 15 años antes, según apunta Miquel Ferrà i Martorell en Palma a Peu. Ciutat passa a passa (2003).
El 30 de octubre de 1936, con el triunfo fascista en Mallorca, según explica Bibiloni, las nuevas autoridades la rebautizaron como Plaza de España, trasladando Eusebi Estada a una de las calles cercanas. La plaza de la Porta Pintada desapareció como tal en 1947, al integrarse al nuevo espacio abierto, hasta que en 1990 el Ayuntamiento devolvió su particularidad a la Porta Pintada y renombró el gran núcleo neurálgico como Plaça d'Espanya.