La comunidad musulmana de Mallorca celebró este sábado en el exterior del polideportivo de Son Moix, en Palma, la Fiesta del Sacrificio del Cordero, el Eid al Adha, la más grande de las dos conmemoraciones religiosas principales que reviven los musulmanes cada año. Esta festividad sagrada coincide con la peregrinación islámica que se produce todos los años a La Meca. La otra es el fin del Ramadán o Eid Al-Fitr. El Eid al Adha conmemora la voluntad del profeta Abraham de sacrificar a su hijo Ismael como un acto de obediencia a Dios, antes de que Dios interviniera para proporcionarle un cordero para que sacrificara a este animal en su lugar.
Más de 2.000 musulmanes acudieron a esta fiesta –tras el ayuno cumplido el día antes–, que este sábado se ha podido desarrollar con normalidad y de forma multitudinaria, después de que en 2020 no pudiera llevarse a cabo en grupo debido a la pandemia y el año pasado se hiciera en formato más reducido y con mascarillas. En esta ocasión, no obstante, se aprovechó el rezo del viernes en las mezquitas para hacer un llamamiento a la prudencia y se aconsejó el uso de la mascarilla.
A las 7.30 horas de la mañana se inició la ceremonia, con hombres y mujeres separados en dos espacios. De rodillas, descalzos sobre sus esterillas y orientados hacia la Meca dio comienzo el rezo, dirigido, un año más, por el imán Osama Mohamed Ibrahim. En su plegaria, el líder religioso instó a los fieles a recordar a Alá, a dejar atrás los problemas y rencillas durante los cinco días de fiesta, a llamar a los familiares en sus países. Les recordó también la necesidad de compartir el cordero con las personas con menos recursos, así como con vecinos, «sean musulmanes o no».
Igualmente, el imán mostró el contento de la comunidad musulmana por el hecho de que vayan a poder contar con un espacio mayor en el cementerio municipal de Palma para enterrar a sus muertos, como se ha comprometido a darles el Ajuntament. Una vez concluido el rezo, todos los musulmanes se dirigieron a sus casas o fincas para cumplir con el rito de sacrificar un cordero con el que cocinarán los platos más típicos que serán degustados durante los días que dura la fiesta, que empezó el viernes y concluirá el martes.
El imán admitió que la cifra de asistentes fue algo menor que en ocasiones pasadas, en que llegaron a ser unas 4.000 personas, porque «tras dos años de pandemia, en que han estado limitados los viajes, muchas familias han optado por regresar a sus países para celebrar esta fiesta». La marroquí es la nacionalidad mayoritaria de la comunidad musulmana de la Isla, explicó el líder religioso.