Comerciantes de Jaime III están sufriendo pérdidas de hasta un 30 por ciento en su facturación por las obras de renovación del alcantarillado de Emaya y han mostrado su indignación por la prolongación de los plazos de estos trabajos. El hallazgo de un tramo de la antigua muralla ha provocado que lo que tenían que ser unos trabajos de dos meses de duración se alarguen más de lo esperado en el tramo deJaime III que va desde Santa Maria del Sepulcre hasta la calle Bonaire.
El concejal de Medi Ambient i Benestar Animal, Ramón Perpinyà, reveló este miércoles que «se han encontrado dos trozos de muralla, una de ellas renacentista. El arqueólogo ha elaborado un informe sobre estos restos arqueológicos que ya ha sido aprobado por Patrimoni, del Consell de Mallorca». El edil añadió que «los restos no son relevantes y han permitido continuar con las obras». Se ha retirado un tramo de la muralla para pasar la canaleta.
Fuentes del Consistorio señalaron que es algo habitual encontrar restos arqueológicos en esa zona y que el hallazgo se ha catalogado y fotografiado, lo que supondrá «un retraso de días o semanas» en la obra. Mientras tanto los comerciantes afectados siguen cercados por las vallas, el ruido de las obras y el polvo. El inicio de la temporada turística pasa de largo en esta zona. «Ya llevan cuatro meses de obras. El día del libro montamos una mesa con libros pero los viandantes no nos veían desde la otra acera y al final no venían. Como estamos tapados, mucha gente no cruza porque además, el paso de cebra queda lejos», explicó Xisco Bover, de Blau Press.
De la misma opinión es Luciana Quevedo, responsable de la tienda Kiko Cosmétics. «Hemos sufrido pérdida de ventas y los clientes se están yendo a los centros comerciales porque aquí no pueden aparcar. La verdad, podían haber hecho las obras en otro momento», lamentó. Esperaban a la llegada de la Semana Santa para reactivarse pero el retraso de las obras les impide arrancar. «Además, estamos teniendo problemas con la llegada de pedidos porque no tenemos cerca un carga y descarga», dijo, aunque «la temporada promete». Amanda Leal, de Parfois, denuncia que «nadie nos ve porque estamos tapados por las vallas y eso se nota en las cajas. Las ventas han caído alrededor de un 30 por ciento».
Juana Mari, responsable de Calzedonia, ya está inmersa en la temporada de verano con bañadores y bikinis de nueva colección y se mostró muy gráfica sobre la situación que viven los comerciantes de la calle: «Estoy hasta el moño. Hay mucho ruido y las obras están tardando demasiado. Tenemos ruido y algo de suciedad». Contó desesperada que ha visto como los trabajadores «tapaban un agujero y luego lo volvían a abrir. Se nota que en nuestro lado de la acera está todo vallado y ahora los turistas ni cruzan para venir a comprar».
En la boutique La Fée Maraboutée muestran la misma desesperación: «He perdido la noción del tiempo, no sé cuánto tiempo llevan taladrando». Sus cálculos de pérdidas van en la misma senda que sus vecinos, alrededor del 30 por ciento. Por el momento, las vallas y varios tramos de murallas se interponen entre estos comerciantes para iniciar la temporada.