El concejal de Movilidad del Ayuntamiento de Palma, Francesc Dalmau, ha asegurado este jueves que la ciudad alcanzará el año que viene los 100 kilómetros de carril bici «todo un hito que implica la voluntad de dar protagonismo a la bici y quitárselo al vehículo privado». Dalmau ha anunciado además que en 2022 entrará en vigor el nuevo sistema de bicicleta pública BiciPalma, que pasará de 30 a 70 estaciones, pasará la barrera física de la Via de Cintura y superará las 800 bicicletas (ahora son 250) de las que un 30 % serán eléctricas, en el foro «Legado 2030, Palma sostenible», organizado por el Ayuntamiento de Palma y la cadena Ser en el Palacio de Congresos.
Ha destacado los cambios acometidos por el consistorio para adaptar la ciudad a la bicicleta, con medidas que empezaron por crear «pequeños oasis» con límite de velocidad a 30 km/h y después extenderlo al 90 % de las calles aprovechando la experiencia de la COVID. Además de esta limitación de velocidad que ha favorecido que más gente se sume al uso de la bici y de los patinetes, ha destacado la red ciclista «segura y segregada» de 97 kilómetros y que llegará más allá de Palma, como el caso del carril bici de la calle Aragón que pretende llegar a Marratxí.
Dalmau ha dicho que la iniciativa «Palma camina» pretende «repensar la ciudad», algo que ha calificado como «muy urgente». Ha resumido que contempla medidas como la recuperación de espacio para peatones, restricciones de circulación y pacificación de entornos donde hay aglomeración de ciudadanos como centros escolares y de salud, y zonas de bajas emisiones. El alcalde de Marratxí, Miquel Cabot, ha destacado la importancia de que el cambio de la movilidad sea global y ha puesto como ejemplo que Palma y Marratxí trabajan juntos desde hace años, con un planteamiento de área metropolitana. Ha asegurado que, a final de la actual legislatura, en Marratxí estarán conectados todos los centros educativos y médicos en la red de carril bici comenzada en 2015, algo complejo teniendo en cuenta que el municipio tiene 25 núcleos urbanos.
Cabot considera necesario aprovechar «el tirón de la concienciación ciudadana» por la pandemia y ha explicado que Marratxí trabaja también para que el polígono sea una comunidad energética. Además el consistorio quiere que los techos de pabellones y colegios para que los ciudadanos puedan hacer sus propias comunidades energéticas. Matías Ximelis, CBDO de Mobility by Cycling Friendly ha abogado por fomentar el uso de la bici como el único vehículo sostenible, que no emite Co2, y además saludable y de abordar planes de transporte al trabajo que faciliten usarla.
Ha recalcado que el actual reparto de la movilidad urbana es insostenible y ha dicho que el último plan de movilidad sostenible de Palma cita un 79,2 % de desplazamientos en coche y solo 0,4 % en bicicleta, algo que ha advertido de que seguro que ha mejorado porque los datos son antiguos. Ximelis ha alabado que desde abril de 2020 en España la bicicleta haya sido declarada vehículo, porque con ello hay una estrategia estatal de la bicicleta con fondos. Para facilitar la circulación en bicicleta y aprovechar su auge con la pandemia «hay que pensar cómo están configuradas las ciudades». Ha reclamado tanto itinerarios seguros dentro de la Palma urbana como corredores metropolitanos y mejorar la intermovilidad porque en las estaciones de tren no hay aparcamientos seguros para bicis, así como incentivos planes ir en este vehículo al trabajo y bajar el IVA del 21 % para su adquisición.
El profesor de psicología de la UNED e investigador en el centro de investigación del transporte TRANSyT-UPM, David Lois, ha recalcado que el transporte por carretera es la principal vía de emisiones y que el sobreuso del automóvil genera problemas de emisiones, calidad del espacio público, congestión y sus perjuicios económicos y derivadas como los accidentes. Ha señalado que los datos de desplazamientos en coche en Palma y de motorización son desalentadores y antiguos (de 2010) y ha reclamado desarrollar unos indicadores que se puedan medir, monitorizar y cumplir. Considera que las actitudes positivas hacia el cambio se tienen que transformar en liderazgo político y en «una estrategia urgente y rápida de transformación y sin titubear». Ante la resistencia al cambio, considera que la acción municipal tiene que perseverar y «poner las cosas fáciles a la ciudadanía con medidas de disuasión del uso del automóvil», restando espacios e incrementando los costes de tiempo y económicos de moverse en automóvil.
«Si no se hace eso, no van a ser eficaces las medidas de incentivo como poner más autobuses y frecuencias», ha advertido. Ha citado el ejemplo paradigmático de Vitoria-Gasteiz donde confluyeron muchas medidas a la vez y que bajó la cuota de uso de coche 9 puntos en 5 años, mejorando las rutas de autobuses, subiendo el precio de aparcamiento, haciendo carriles bici y calmando el tráfico, entre otras. El senador Santiago Castellà, experto en «Smart cities» ha insistido en que el epicentro de los cambios son las ciudades y ha alabado que por primera vez hay una agenda programática global, los ODS, que avanza de manera acelerada porque es una agenda muy pragmática con objetivos concretos más allá de las diferencias.