A primera vista, el Ajuntament de Palma parece estos días un erial, pocas personas, muchas salas y despachos vacíos y un silencio absoluto en un salón de plenos que este jueves debería haber estado a rebosar por la celebración del pleno de marzo. Pero, pese a las apariencias, la vida sigue en Cort, cierto que no al mismo ritmo, que hay personal de baja o en cuarentena, que los servicios no esenciales han sido suprimidos y otros funcionan con servicios mínimos, pero cerca de la mitad de la plantilla de funcionarios está en sus casas teletrabajando de bido al confinamiento producido por la crisis del coronavirus.
Esto es posible gracias al sistema de teletrabajo que los técnicos del IMI han permitido poner en marcha desde el inicio del estado de alarma, reconoce satisfecho el concejal de Hisenda, Adrián García, uno de los que ayer estaba en su despacho. «Por las mañanas hay picos de hasta 700 funcionarios trabajando a la vez, con acceso remoto a los escritorios», explica.
Los ediles también trabajan desde sus casas y acuden a su despacho si necesitan firmar documentos o para resolver algún tema que sin su presencia física es más difícil. Lo mismo pasa con la oposición; los despachos de los grupos municipales estaban ayer desiertos, los portavoces participan en videoconferencias y hacen servir las redes sociales.
De los 40 ordenanzas con que cuenta el Consistorio, estos días existe un retén de nueve personas que se dedican a repartir material de protección en los centros municipales que lo reclaman, a repartir documentación ... «evidentemente hay menos trabajo pero no se ha parado todo», explica uno de ellos. Un servicio básico es la Oficina de Atención a la Ciudadanía de Santa Eulàlia, que permanece abierta con cuatro trabajadores que se encargan de tramitar las gestiones urgentes de los ciudadanos que acuden, una media de 15 o 20 al día, que sobre todo tienen que ver «con las necesidades de empadronamiento para, por ejemplo, tramitar el paro, la tarjeta sanitaria o solicitar una moratoria de una hipoteca», explica Mario Morales.
Otra de las personas que permanecía este jueves en su mesa de trabajo era Martí Siquier, coordinador general del área de Hisenda, quien explica que «el departamento de Contabilidad y el Financiero siguen trabajando, porque hay cosas que no pueden parar».
El alcalde José Hila acude a su despacho cada día, «porque aunque todos trabajamos mucho a distancia, estando aquí es más fácil tener la información». La agenda de ayer incluía «una videoconferencia con la presidenta del Consell, una reunión con los servicios jurídicos sobre los decretos que han ido saliendo para su aplicación, también he hablado con Delegación del Gobierno, estoy en contacto con la Policía Local por los temas del control en la calle y voy a llamar a una gente que está en el hospital y quiero interesarme por cómo está». Hila admite que en estos momentos «el 90 % del trabajo tiene que ver con la alerta sanitaria».
Para cuando este mal sueño acabe, tanto los funcionarios como el propio alcalde confían en que las dificultades económicas que dejará la lucha contra el coronavirus «no implique nuevos recortes en el salario de los funcionarios, como ya pasó en el año 2008».