METEOROLOGÍA

Cambio climático en Baleares: más olas de calor, más sequías y tormentas más intensas

Los episodios climáticos extremos han centrado este jueves una jornada científica organizada por el Imedea

El director del Imedea, Alejandro Orfila, se dirige a los asistentes a la sesión científica | Foto: P. Bota

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Más olas de calor, más sequías, más riesgo de incendios y tormentas más intensas. Éstas son algunas de las consecuencias que puede sufrir Baleares como consecuencia del cambio climático. Así lo han expuesto este jueves Damià Gomis y Víctor Vilarrasa durante el V Think Tank Científic. Esdeveniments climàtics extrems, organizada por el Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (Imedea).

Damià Gomis, catedrático de Física de la Terra en la UIB y director del Laboratori Interdisciplinar sobre Canvi Climàtic, ha explicado que «el período 2015-2024 supone la década más cálida desde que hay registros. La temperatura está subiendo sus medias y las precipitaciones son más extremas. Para el Mediterráneo en concreto, los escenarios apuntan a menos lluvias y más intensas. Habrá más olas de calor, una tendencia creciente con impactos sobre la salud humana, la disponibilidad de agua y la agricultura, provocando desertificación y tormentas severas. En Balears y en todo el Mediterráneo, las temperaturas están subiendo por encima de la media global».

El catedrático ha apuntado que «en las Islas, el incremento de la temperatura se está concentrando en la primavera y las primeras de olas de calor ya se están dando a principios del verano. Hay miles de muertos en Europa por las olas de calor, pero, sin llegar al fallecimiento, se producen numerosos ingresos hospitalarios por esta causa. Y no podemos olvidar que las olas de calor tienen un componente de discriminación social, pues afectan más a las personas con menos recursos. Por ello hay que habilitar refugios climáticos en verano».

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Respecto a la disponibilidad de agua, Gomis ha señalado que «en el Mediterráneo siempre estamos al límite. Aún no se ha observado una menor precipitación, pero existe esa previsión. La distribución de las lluvias sí será irregular, con más sequías y afectando a la fertilidad del suelo».

Gomis ha indicado que «las tormentas severas, que en el Mediterráneo son propias del otoño, serán más intensas, por culpa de un mar más caliente. Esas tormentas provocarán inundaciones que, a su vez, pueden crear problemas sanitarios. Por su parte, las olas de calor marinas serán más largas e intensas, con impactos sobre sobre los ecosistemas marinos y, especialmente, sobre la posidonia, que a partir de 28 grados empieza a sufrir episodios de mortalidad. Hace un tiempo, alcanzar esos 28 grados en el mar era excepcional, ahora se alcanzan cada año. Si seguimos así, la posidonia desaparecerá».

Víctor Vilarrasa, profesor de Investigación en el Imedea y Premio Nacional de Investigación, también se refirió a que «las sequías se están acentuando en frecuencia y duración. Además de la necesidad de reducir el consumo de agua y repensar sus usos actuales, no podemos olvidar que las sequías propician los incendios forestales, pues se almacena más biomasa, que a su vez es más combustible para el fuego. Hay que plantearse seriamente el aprovechamiento energético de la biomasa».